Escrito por: Fausto Polanco
Durante los últimos años los conciertos se han masificado en el país y los productores artísticos salieron del Teatro Nacional y el Jaragua en busca de otros espacios de más capacidad, como el Palacio de los Deportes y el estadio Olímpico.
Si embargo, para el público que compra a un costo muy alto las boletas para ver a un artista de renombre en un lugar como los mencionados, es una odisea ir en su vehículo.
Lo primero es que los alrededores están en penumbras y lo segundo es que no hay lugar donde parquearse y los que aparecen están vigilados por unos “parqueadores” que cobran hasta 500 pesos, supuestamente para cuidarle el vehículo. Ay de aquel mortal que no acepte esa tarifa, porque hasta el cristal se lo rompen a palos.
Ellos cobran alante, pero no cuidan ningún vehículo, simplemente te quitan el dinero y punto.
Los productores de conciertos deberían contratar una seguridad privada que se encargue de velar por el vehículo de quien con tanto gusto compró uno boleta.
Esta práctica debe terminar, porque en cada concierto ocurren vejaciones de “parqueadores” contra indefensas muchachas que van a ver el espectáculo.
Esto ya llegó al Teatro Nacional, no con tanta frecuencia, pero están ahí, cobrando por un parqueo, en un lugar que no amerita esta práctica. Uno de los pocos lugares donde eso no se ve es en el Jaragua.
Durante los últimos años los conciertos se han masificado en el país y los productores artísticos salieron del Teatro Nacional y el Jaragua en busca de otros espacios de más capacidad, como el Palacio de los Deportes y el estadio Olímpico.
Si embargo, para el público que compra a un costo muy alto las boletas para ver a un artista de renombre en un lugar como los mencionados, es una odisea ir en su vehículo.
Lo primero es que los alrededores están en penumbras y lo segundo es que no hay lugar donde parquearse y los que aparecen están vigilados por unos “parqueadores” que cobran hasta 500 pesos, supuestamente para cuidarle el vehículo. Ay de aquel mortal que no acepte esa tarifa, porque hasta el cristal se lo rompen a palos.
Ellos cobran alante, pero no cuidan ningún vehículo, simplemente te quitan el dinero y punto.
Los productores de conciertos deberían contratar una seguridad privada que se encargue de velar por el vehículo de quien con tanto gusto compró uno boleta.
Esta práctica debe terminar, porque en cada concierto ocurren vejaciones de “parqueadores” contra indefensas muchachas que van a ver el espectáculo.
Esto ya llegó al Teatro Nacional, no con tanta frecuencia, pero están ahí, cobrando por un parqueo, en un lugar que no amerita esta práctica. Uno de los pocos lugares donde eso no se ve es en el Jaragua.
0 comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR VISITAR GAZCUE Y DEJAR TU COMENTARIO.