Por Claudio Antonio Caamaño Vélez
En mi condición de miembro de la Fundación Caamaño, y sobre todo, en mi condición de ciudadano de la República Dominicana, me veo en la obligación de refutar los argumentos expresados por el actual ministro de cultura, José Rodríguez, en un artículo publicado por el Listín Diario, bajo el titulo “Insisten en el ADN a los restos de Caamaño”.
En el mencionado artículo dijo “no entender por qué si hay personas convencidas de que esos son los restos del líder de la Revolución de Abril del 1965, se oponen al examen de ADN solicitado por la comisión”. Así mismo expresó que “los restos están ahí, ahí están sus familiares, incluidos sus hijos, y existe la tecnología para hacer la verificación científica, de modo que no veo razón para que haya oposición a que una comisión del Estado verifique que son realmente los restos de Caamaño Deñó”.
Lo cierto es que la tecnología necesaria para obtener un resultado concluyente en este caso específico aún no existe. El doctor George Torres, experto en esta materia y comisionado por la Fundación Caamaño para estudiar y analizar esta cuestión, en sus recomendaciones, en documento certificado, expresó lo siguiente: “Que según todos estos testigos presenciales y materiales de los hechos, el cuerpo del Coronel Francisco Alberto Caamaño fue sometido a mutilación traumática seguida de la quema de sus restos bajo altas temperaturas y desmembramiento de su cabeza, tronco y extremidades, los cuales fueron, subsecuentemente y de acuerdo a las mismas versiones, enterrados de manera desordenada y sin protección alguna, sometidos a contaminaciones materiales y ambientales en el lugar donde fueron descubiertos 14 años después por un equipo de antropólogos de renombre en la República Dominicana”. Concluyendo de la siguiente manera: “como experto en la materia que nos ocupa, he recomendado, por la inutilidad, futilidad y capacidad de error de la muestra en cuestión, la NO REALIZACIÓN de pruebas de ADN”. Cualquier prueba en este sentido invariablemente induciría a un error.
Es importante resaltar el punto donde el ministro de Cultura dice: “no veo razón para que haya oposición a que una comisión del Estado verifique que son realmente los restos de Caamaño Deñó”. Es precisamente este punto en el que algunos miembros de la Comisión de Exaltación están errados, pues el Estado ya verificó este particular. El Senado y la Cámara de Diputados se sintieron lo suficientemente edificados para aprobar la Ley No. 4-13, el presidente de la República entendió validas las investigaciones y las conclusiones sobre este tema al momento de promulgarla. Con esta actitud se está asumiendo una postura que tilda de irresponsables y ligeros al Congreso y al presidente, lo cual es muy peligroso, sobre todo viniendo de funcionarios públicos.
Lo que si sería bueno saber es ¿Cuál es la razón de la vehemencia de negar la autenticad de los restos de Caamaño, cuando ya incluso el Congreso, el presidente y el pueblo dominicano la han avalado? ¿Por qué la Comisión de Exaltación asume roles que no les corresponden, y espera a último momento para asumir posturas incidentales e ilegales?
Claudio Antonio Caamaño Vélez |
En el mencionado artículo dijo “no entender por qué si hay personas convencidas de que esos son los restos del líder de la Revolución de Abril del 1965, se oponen al examen de ADN solicitado por la comisión”. Así mismo expresó que “los restos están ahí, ahí están sus familiares, incluidos sus hijos, y existe la tecnología para hacer la verificación científica, de modo que no veo razón para que haya oposición a que una comisión del Estado verifique que son realmente los restos de Caamaño Deñó”.
Lo cierto es que la tecnología necesaria para obtener un resultado concluyente en este caso específico aún no existe. El doctor George Torres, experto en esta materia y comisionado por la Fundación Caamaño para estudiar y analizar esta cuestión, en sus recomendaciones, en documento certificado, expresó lo siguiente: “Que según todos estos testigos presenciales y materiales de los hechos, el cuerpo del Coronel Francisco Alberto Caamaño fue sometido a mutilación traumática seguida de la quema de sus restos bajo altas temperaturas y desmembramiento de su cabeza, tronco y extremidades, los cuales fueron, subsecuentemente y de acuerdo a las mismas versiones, enterrados de manera desordenada y sin protección alguna, sometidos a contaminaciones materiales y ambientales en el lugar donde fueron descubiertos 14 años después por un equipo de antropólogos de renombre en la República Dominicana”. Concluyendo de la siguiente manera: “como experto en la materia que nos ocupa, he recomendado, por la inutilidad, futilidad y capacidad de error de la muestra en cuestión, la NO REALIZACIÓN de pruebas de ADN”. Cualquier prueba en este sentido invariablemente induciría a un error.
Es importante resaltar el punto donde el ministro de Cultura dice: “no veo razón para que haya oposición a que una comisión del Estado verifique que son realmente los restos de Caamaño Deñó”. Es precisamente este punto en el que algunos miembros de la Comisión de Exaltación están errados, pues el Estado ya verificó este particular. El Senado y la Cámara de Diputados se sintieron lo suficientemente edificados para aprobar la Ley No. 4-13, el presidente de la República entendió validas las investigaciones y las conclusiones sobre este tema al momento de promulgarla. Con esta actitud se está asumiendo una postura que tilda de irresponsables y ligeros al Congreso y al presidente, lo cual es muy peligroso, sobre todo viniendo de funcionarios públicos.
Lo que si sería bueno saber es ¿Cuál es la razón de la vehemencia de negar la autenticad de los restos de Caamaño, cuando ya incluso el Congreso, el presidente y el pueblo dominicano la han avalado? ¿Por qué la Comisión de Exaltación asume roles que no les corresponden, y espera a último momento para asumir posturas incidentales e ilegales?
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