Por Herbert Stern
Este genial médico dominicano fue además astrónomo, pedagogo, filósofo, poeta y abogado. Uno de los más completos intelectuales de nuestra historia. Nació en Santo Domingo en 1876. Realizó sus estudios de bachillerato en el Colegio San Luis Gonzaga, que estaba dirigido por el padre Billini. Sus estudios los realizó como estudiante libre ya que tenía que trabajar para sostenerse y ayudar a su familia.
Siguió la carrera magisterial y en 1901 es nombrado director de la Escuela de Baní. Luego de unos años decide regresar a Santo Domingo y se inscribe en el Instituto Profesional, en donde recibe su título de licenciado en Medicina en julio del 1909. Trabajó en San Pedro de Macorís y en el 1911 es vicepresidente del primer Congreso Médico Dominicano.
Regresa en 1913 a la ciudad de Santo Domingo ya para quedarse definitivamente. Estudiante brillante, recibió su título de doctor en Medicina en 1921 con una tesis sobre Enfermedades de la Piel en la que obtuvo nota sobresaliente. Este gran intelectual regresa a la universidad a estudiar Derecho y recibe su licenciatura en el 1927, una carrera que nunca ejerció, pues solo le interesaba tener conocimientos legales.
Una de sus pasiones fue la Astronomía, a la que dedicó muchas horas de estudio y desarrolló la Teoría Biocósmica de la Gravitación Universal, que mereció elogios y buenos comentarios en la Enciclopedia Espasa. Su carrera como maestro fue igualmente sobresaliente, llegando a ser director general de Enseñanza. Escribió el “Código Orgánico y Reglamentario de Educación Común”, que estuvo vigente desde 1914 al 1916.
En la época de la ocupación militar norteamericana pronunció múltiples discursos, que le valieron fama de gran orador, en contra de la invasión. Fue maestro toda su vida. Sus cátedras de Fisiología eran legendarias por su elocuencia y por sus conceptos más allá de la medicina, tocando temas psicosomáticos y filosóficos. Llegó a ser decano de la Facultad de Medicina. Era un hombre polifácetico, que quería aprender y saber de todo.
Por su honradez y capacidad ocupó cargos tan diversos como regidor del Ayuntamiento de Santo Domingo, presidente del Ateneo Dominicano, secretario perpetuo de la Universidad, presidente de la Sociedad Dominicana de Geografía. Fue además licenciado en Matemáticas y doctor en Filosofía y Letras, y miembro de la Academia de Ciencias de Montpellier en Francia.
Entre las obras que dejó inéditas a su muerte se encuentran Poemas y baladas, Estudios de la Ciencia Universal, Errores de la Física, Historia de la Humanidad, Anatomía nueva, Metafísica, Genealogía de los grandes sentimientos del hombre, Fundamento de la moral, Filosofía del dolor, La historia de un corazón, El drama de la vida, (en cuatro actos y desarrollado en Venecia) y Los verdaderos y los falsos apóstoles.
Se dedicó al estudio de las enfermedades de la piel, por lo que se hizo miembro de la Sociedad Francesa de Enfermedades de la Piel.
Este es un relato breve de una vida extraordinaria, de un hombre sabio con ribetes de genialidad, cuya mente viajaba a una velocidad extraordinaria.
Una neumonía terminó con su vida a los 55 años de edad, en 1931. La República Dominicana vivía en esos momentos situaciones de epidemias y enfermedades tras el paso del ciclón San Zenón.
Tras su muerte se decretaron cinco días de duelo, las banderas ondearon a media asta y se suspendieron las actividades públicas. En 1942, una calle de la zona universitaria se designó con su nombre y más adelante el Hospital de La Romana. - See more at: http://www.elcaribe.com.do/2013/07/13/doctor-aristides-fiallo-cabral#sthash.61jyCuli.dpuf
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| Doctor Arístides Fiallo Cabral, médico e intelectual dominicano. |
Siguió la carrera magisterial y en 1901 es nombrado director de la Escuela de Baní. Luego de unos años decide regresar a Santo Domingo y se inscribe en el Instituto Profesional, en donde recibe su título de licenciado en Medicina en julio del 1909. Trabajó en San Pedro de Macorís y en el 1911 es vicepresidente del primer Congreso Médico Dominicano.
Regresa en 1913 a la ciudad de Santo Domingo ya para quedarse definitivamente. Estudiante brillante, recibió su título de doctor en Medicina en 1921 con una tesis sobre Enfermedades de la Piel en la que obtuvo nota sobresaliente. Este gran intelectual regresa a la universidad a estudiar Derecho y recibe su licenciatura en el 1927, una carrera que nunca ejerció, pues solo le interesaba tener conocimientos legales.
Una de sus pasiones fue la Astronomía, a la que dedicó muchas horas de estudio y desarrolló la Teoría Biocósmica de la Gravitación Universal, que mereció elogios y buenos comentarios en la Enciclopedia Espasa. Su carrera como maestro fue igualmente sobresaliente, llegando a ser director general de Enseñanza. Escribió el “Código Orgánico y Reglamentario de Educación Común”, que estuvo vigente desde 1914 al 1916.
En la época de la ocupación militar norteamericana pronunció múltiples discursos, que le valieron fama de gran orador, en contra de la invasión. Fue maestro toda su vida. Sus cátedras de Fisiología eran legendarias por su elocuencia y por sus conceptos más allá de la medicina, tocando temas psicosomáticos y filosóficos. Llegó a ser decano de la Facultad de Medicina. Era un hombre polifácetico, que quería aprender y saber de todo.
Por su honradez y capacidad ocupó cargos tan diversos como regidor del Ayuntamiento de Santo Domingo, presidente del Ateneo Dominicano, secretario perpetuo de la Universidad, presidente de la Sociedad Dominicana de Geografía. Fue además licenciado en Matemáticas y doctor en Filosofía y Letras, y miembro de la Academia de Ciencias de Montpellier en Francia.
Entre las obras que dejó inéditas a su muerte se encuentran Poemas y baladas, Estudios de la Ciencia Universal, Errores de la Física, Historia de la Humanidad, Anatomía nueva, Metafísica, Genealogía de los grandes sentimientos del hombre, Fundamento de la moral, Filosofía del dolor, La historia de un corazón, El drama de la vida, (en cuatro actos y desarrollado en Venecia) y Los verdaderos y los falsos apóstoles.
Se dedicó al estudio de las enfermedades de la piel, por lo que se hizo miembro de la Sociedad Francesa de Enfermedades de la Piel.
Este es un relato breve de una vida extraordinaria, de un hombre sabio con ribetes de genialidad, cuya mente viajaba a una velocidad extraordinaria.
Una neumonía terminó con su vida a los 55 años de edad, en 1931. La República Dominicana vivía en esos momentos situaciones de epidemias y enfermedades tras el paso del ciclón San Zenón.
Tras su muerte se decretaron cinco días de duelo, las banderas ondearon a media asta y se suspendieron las actividades públicas. En 1942, una calle de la zona universitaria se designó con su nombre y más adelante el Hospital de La Romana. - See more at: http://www.elcaribe.com.do/2013/07/13/doctor-aristides-fiallo-cabral#sthash.61jyCuli.dpuf
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