Por VICTOR BAUTISTA
Al margen de la conflagración en marcha entre comerciantes y “couriers” para ver quién convence primero al Gobierno de la conveniencia o no de las compras por internet- me sitúo en la posición del consumidor que no tiene quién le escriba ni tampoco le defienda.
1.- Yo compro por internet porque nadie puede obligarme a pagar el costo de los suntuosos mausoleos comerciales, hechos sobre la base de malas inversiones, operaciones de crédito no inteligentes y expansiones no calculadas sólo para estar “in” en las plazas del momento.
2.- Yo compro por internet para aliviarme del peso de una economía totalmente ineficiente, que es así porque no hay voluntad política para cambiarla, mientras algunos agentes privados aprovechan ese estatus quo para entrar en mar revuelto y obtener ganancia de pescadores.
3.- Me siento más inclinado que nunca a comprar por internet cuando veo que Fenatrado, el letal monopolio del transporte pesado que genera uno de los mayores costos ocultos de la economía- sale en defensa del “comercio organizado” e impugna las transacciones electrónicas.
4.- Compraré más por internet porque me indigna la mentira circense de Codopyme, que parece haber cambiado el apocalipsis de las Pymes desde la falta de electricidad, la informalidad, los costos laborales, el ITBIS adelantado y el difícil acceso al crédito por el fantasma de la compra por internet. ¡Qué timbales!
5.- Yo compro por internet porque no tengo que sufrir la “cara de machete” de empleados aburridos en algunos comercios, que me asedian, no sonríen, no dan las gracias ni están entrenados para ofrecer la información precisa sobre un determinado artículo. Un pésimo servicio al cliente.
6.- Yo compro por internet porque me permite seleccionar la mercancía de mi interés con criticidad, ahorrar recursos, acopiar experiencias de consumidores anteriores con sus recomendaciones y objeciones. En fin, son múltiples mis razones, tantas que aquí no caben.
Ahora bien, mi preferencia no margina la necesidad de sancionar prácticas desleales en el mercado, pero en todo su ámbito, sentido y con la intervención de Pro-Competencia.
1.- Yo compro por internet porque nadie puede obligarme a pagar el costo de los suntuosos mausoleos comerciales, hechos sobre la base de malas inversiones, operaciones de crédito no inteligentes y expansiones no calculadas sólo para estar “in” en las plazas del momento.
2.- Yo compro por internet para aliviarme del peso de una economía totalmente ineficiente, que es así porque no hay voluntad política para cambiarla, mientras algunos agentes privados aprovechan ese estatus quo para entrar en mar revuelto y obtener ganancia de pescadores.
3.- Me siento más inclinado que nunca a comprar por internet cuando veo que Fenatrado, el letal monopolio del transporte pesado que genera uno de los mayores costos ocultos de la economía- sale en defensa del “comercio organizado” e impugna las transacciones electrónicas.
4.- Compraré más por internet porque me indigna la mentira circense de Codopyme, que parece haber cambiado el apocalipsis de las Pymes desde la falta de electricidad, la informalidad, los costos laborales, el ITBIS adelantado y el difícil acceso al crédito por el fantasma de la compra por internet. ¡Qué timbales!
5.- Yo compro por internet porque no tengo que sufrir la “cara de machete” de empleados aburridos en algunos comercios, que me asedian, no sonríen, no dan las gracias ni están entrenados para ofrecer la información precisa sobre un determinado artículo. Un pésimo servicio al cliente.
6.- Yo compro por internet porque me permite seleccionar la mercancía de mi interés con criticidad, ahorrar recursos, acopiar experiencias de consumidores anteriores con sus recomendaciones y objeciones. En fin, son múltiples mis razones, tantas que aquí no caben.
Ahora bien, mi preferencia no margina la necesidad de sancionar prácticas desleales en el mercado, pero en todo su ámbito, sentido y con la intervención de Pro-Competencia.
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