Por DRA. AMALFIS NÚÑEZ
sexualidadaldia@gmail.com
La mayoría de las personas se casan porque están enamorados, quieren sentirse unidas y seguras de su pareja, para compartir el mayor tiempo posible, porque llega la edad de tener hijos y formar una familia, para conseguir apoyo.
Algunas mujeres se casan para obtener independencia, liberarse de sus padres, otras fueron entrenadas para ver el matrimonio como meta a cierta edad y para otras, este supone mayor autonomía socio-económica. Con frecuencia tendemos a enamorarnos de una persona que se parece a nosotros, esto se llama emparejamiento selectivo.
Entendemos que tenemos mucho en común, formamos al príncipe azul o a la princesa rosada que deseamos que sea nuestra pareja, creamos ciertas fantasías y nos las creemos, hasta que luego de un tiempo de matrimonio despertamos a la realidad y vemos que nos casamos con una persona que tiene defectos como todos los demás.
Generalmente se cree que después del matrimonio ya no habrá infidelidades, habría mayor comunicación, responsabilidad y se superarán las dificultades que se tenían en la etapa del noviazgo.
Nada más lejos de la verdad. Las mismas dificultades, si no se trabajan y resuelven durante esa etapa, van a continuar en el matrimonio y se recrudecen.
Es recomendable ir al matrimonio con conciencia de que es una gran responsabilidad, este puede ser muy gratificante siempre que ambos recuerden que son dos personas individuales unidas en un proyecto común, trabajando en la comprensión, tolerancia, comunicación, madurez, crecimiento común, además del amor.
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La mayoría de las personas se casan porque están enamorados, quieren sentirse unidas y seguras de su pareja, para compartir el mayor tiempo posible, porque llega la edad de tener hijos y formar una familia, para conseguir apoyo.
Algunas mujeres se casan para obtener independencia, liberarse de sus padres, otras fueron entrenadas para ver el matrimonio como meta a cierta edad y para otras, este supone mayor autonomía socio-económica. Con frecuencia tendemos a enamorarnos de una persona que se parece a nosotros, esto se llama emparejamiento selectivo.
Entendemos que tenemos mucho en común, formamos al príncipe azul o a la princesa rosada que deseamos que sea nuestra pareja, creamos ciertas fantasías y nos las creemos, hasta que luego de un tiempo de matrimonio despertamos a la realidad y vemos que nos casamos con una persona que tiene defectos como todos los demás.
Generalmente se cree que después del matrimonio ya no habrá infidelidades, habría mayor comunicación, responsabilidad y se superarán las dificultades que se tenían en la etapa del noviazgo.
Nada más lejos de la verdad. Las mismas dificultades, si no se trabajan y resuelven durante esa etapa, van a continuar en el matrimonio y se recrudecen.
Es recomendable ir al matrimonio con conciencia de que es una gran responsabilidad, este puede ser muy gratificante siempre que ambos recuerden que son dos personas individuales unidas en un proyecto común, trabajando en la comprensión, tolerancia, comunicación, madurez, crecimiento común, además del amor.
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