Por Miguel Guerrero
Si como dice la encuestadora denominada ASISA, de ser las elecciones “ahora” y no en quince meses, como están pautadas, el expresidente Leonel Fernández ganaría a todos sus opositores con un 55 por ciento de los votos y la vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández, su esposa, con un 59. Si se tratara de una firma independiente, sin la conocida ligazón con el presidente del PLD, la lógica diría que la mejor y más segura opción del “leonelismo” sería entonces la vicepresidenta.
Lo extraordinario de esta encuesta es su mensaje subliminal, como dicen los expertos del marketing político, de que con él, Fernández, también se ganaría en mayo del año próximo, por su bajo nivel de rechazo de sólo un 27 por ciento ¡recórcholis!, apenas poco más que el de su cónyuge, el más bajo entre políticos, otra razón por la cual la encuestadora la coloca en indiscutible mejor posición.
Pudiera ser, nunca se sabe, que estos resultados inesperados, tan esperados, generen controversias, especialmente si como cabe suponer los medios muy cercanos a la pareja se ocupen de hacerla conocer, como los beneficiarios saben hacerlo. Y no sería raro que se polemizara en lo referente al nivel de rechazo público, porque el expresidente, no así su esposa, es percibido en amplios círculos nacionales de manera distinta, señalándosele como responsable del mayor legado de corrupción y desorden de las finanzas públicas que se recuerde.
Obviamente, esta reveladora y fascinante encuesta nos dice claramente que el exmandatario está decididamente empeñado en su reelección diferida, insisto la peor de todas, a despecho de las eventuales derivaciones políticas del proceso por corrupción y lavado contra su fiel aliado, el senador Félix Bautista, si la Suprema Corte lo enviara a juicio de fondo, lo que sigue en duda a pesar del grueso expediente en su contra y las pruebas presentadas en el tribunal. Como diría el vulgo: “Para algo sirve el blindaje”.
Lo extraordinario de esta encuesta es su mensaje subliminal, como dicen los expertos del marketing político, de que con él, Fernández, también se ganaría en mayo del año próximo, por su bajo nivel de rechazo de sólo un 27 por ciento ¡recórcholis!, apenas poco más que el de su cónyuge, el más bajo entre políticos, otra razón por la cual la encuestadora la coloca en indiscutible mejor posición.
Pudiera ser, nunca se sabe, que estos resultados inesperados, tan esperados, generen controversias, especialmente si como cabe suponer los medios muy cercanos a la pareja se ocupen de hacerla conocer, como los beneficiarios saben hacerlo. Y no sería raro que se polemizara en lo referente al nivel de rechazo público, porque el expresidente, no así su esposa, es percibido en amplios círculos nacionales de manera distinta, señalándosele como responsable del mayor legado de corrupción y desorden de las finanzas públicas que se recuerde.
Obviamente, esta reveladora y fascinante encuesta nos dice claramente que el exmandatario está decididamente empeñado en su reelección diferida, insisto la peor de todas, a despecho de las eventuales derivaciones políticas del proceso por corrupción y lavado contra su fiel aliado, el senador Félix Bautista, si la Suprema Corte lo enviara a juicio de fondo, lo que sigue en duda a pesar del grueso expediente en su contra y las pruebas presentadas en el tribunal. Como diría el vulgo: “Para algo sirve el blindaje”.
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