Por RENALDO BODDEN
La LNB (Liga Nacional de Baloncesto) sigue cumpliendo con su actitud excluyente ante la prensa deportiva.
Ayer la empresa Sports Manangent Group presentó un proyecto que aparenta favorecer al cronista y que denomina “Círculo de Votantes de la LNB”, que escogerá a los mejores jugadores de la semana y otros premios especiales.
Estará compuesto por 64 comunicadores: tres por ciudad donde se juega (24), un empleado de los equipos (8), tres por asociación de cronistas (24), siete editores deportivos de periódicos, y el director de prensa de la Liga.
Sucede que la mayoría de los cronistas que cubre los juegos para programas radiales y televisivos o para páginas electrónicas, redes, quedan excluidos de ese “gran jurado” que tendrá asientos exclusivos, chaquetas, transporte, entre otros privilegios. Se le ve el refajo cuando incluyen a los editores que hace rato no pasan por allí, salvo las excepciones.
Sin embargo, hubo titubeo, nada amarrado, cuando se habló de facilidades para que los comunicadores realicen su trabajo.
Aclaro, encarecidamente, que no me interesa ser parte de ese “súper jurado”, ya que decidí ser un “periodista casual” en la LNB desde que hace tres años le arrebataron el palco de prensa del Virgilio Travieso Soto. ¡Otro vil atropello!
La LNB (Liga Nacional de Baloncesto) sigue cumpliendo con su actitud excluyente ante la prensa deportiva.
Ayer la empresa Sports Manangent Group presentó un proyecto que aparenta favorecer al cronista y que denomina “Círculo de Votantes de la LNB”, que escogerá a los mejores jugadores de la semana y otros premios especiales.
Estará compuesto por 64 comunicadores: tres por ciudad donde se juega (24), un empleado de los equipos (8), tres por asociación de cronistas (24), siete editores deportivos de periódicos, y el director de prensa de la Liga.
Sucede que la mayoría de los cronistas que cubre los juegos para programas radiales y televisivos o para páginas electrónicas, redes, quedan excluidos de ese “gran jurado” que tendrá asientos exclusivos, chaquetas, transporte, entre otros privilegios. Se le ve el refajo cuando incluyen a los editores que hace rato no pasan por allí, salvo las excepciones.
Sin embargo, hubo titubeo, nada amarrado, cuando se habló de facilidades para que los comunicadores realicen su trabajo.
Aclaro, encarecidamente, que no me interesa ser parte de ese “súper jurado”, ya que decidí ser un “periodista casual” en la LNB desde que hace tres años le arrebataron el palco de prensa del Virgilio Travieso Soto. ¡Otro vil atropello!
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