Por TOMMASO KOCH / FERNANDO NAVARRO
Algún gurú por fin podrá soltar: “¡Yo lo dije!”. Tras años de revoluciones online y profecías, en el sector de la música se ha producido el esperado adelantamiento: las ventas mundiales del formato digital superaron en 2014 por primera vez a las físicas (vinilos, discos), según el informe anual de la Federación Internacional de la Industria Discográfica (IFPI) publicado hoy. La ventaja de unos 28 millones (6.480 millones para las ventas digitales contra 6.452 para las físicas) supone sin embargo un punto de inflexión que los datos venían mostrando cada vez más cercano en el horizonte.
De hecho, en países como Estados Unidos o Suecia la tendencia se había asentado hacía ya unos años. Ahora el dominio del digital se consolida a nivel mundial, gracias también a servicios de streaming como Spotify o Deezer. Estos canales, que suelen proponer a sus usuarios una suscripción de una decena de euros a cambio de un catálogo de millones de temas, han aumentado su recaudación y su audiencia en los últimos años. En 2014 ya supusieron una cuarta parte de los ingresos de la música digital, generando unos ingresos de 1.513 millones de euros, según el estudio de la IFPI.
“Somos el negocio correcto, en el momento correcto, buscando ofrecer el mejor servicio posible. Hemos llegado muy lejos en menos de diez años”, reivindica Leo Nascimento, director en España de Deezer. Y apunta a que pronto los portales de streaming adelantarán a las descargas de canciones, lo que hace años parecía la gran innovación de la industria.
Sea como fuere, el sector musical en su conjunto sufrió una reducción de su recaudación respecto a 2013: un 0,4% menos. Y eso que por una vez, tras 12 años de caída consecutiva, España ofreció una contribución positiva. Tras tocar fondo en 2013, el peor ejercicio de siempre para la industria musical española, en 2014 mejoraron tanto la venta física (+21,2%) como la digital (+22%).
En el avance de este segundo formato, España sigue algunos pasos por detrás: las ventas de discos y vinilos aun representan el 58% de los ingresos. Pero la tendencia parece caminar imparable hacia el futuro. “Lo más probable es que se vaya hacia un modelo donde predomine lo digital y el mundo físico no desaparezca, pero sí se vea muy menguado. El CD a lo mejor puede quedarse como un producto de nicho”, defiende Antonio Guisasola, presidente de Promusicae, la patronal de las discográficas en España.
“El adelantamiento de lo digital supone un cambio de paradigma y una oportunidad. Creo que demuestra que los servicios están ahí, que la gente responde a estos canales”, agrega Guisasola. Quien responde bastante menos, en cambio, son algunos artistas. Sus dudas se resumen en una secuencia de la reciente película Begin Again, donde la compositora interpretada por Keira Knightley pregunta a los tipos trajeados de una discográfica: “Si mi álbum vale 10 dólares y lo ofrecemos online, sin intermediarios, ¿por qué vosotros os quedáis con nueve?”.
Así, artistas como Taylor Swift o Thom Yorke han retirado sus temas de Spotify, acusándolo de dejar solo las migas para los músicos. Hace unas semanas, Jay-Z fue todavía más allá y lanzó un nuevo portal de streaming, Tidal. La plataforma ya cuenta con Beyoncé (esposa de Jay-Z), Madonna, Alicia Keys, Daft Punk, Jack White, Chris Martin (Coldplay), Kanye West, Rihanna o Arcade Fire. La idea es poner en el centro al artista, para que se lleve la mayoría de los ingresos. Guisasola no está exactamente de acuerdo: “Quizás el reparto actual no sea justo, pero el elemento clave es la inversión. No puedes remunerar igual a quien arriesga su talento, el músico, y a quien arriesga también su dinero, el productor”.
En la presentación del informe, la consejera delegada de IFPI, Frances Moore, apuntó su dedo también contra YouTube. Afirmó que hay plataformas de contenidos en vídeo que “están aprovechándose de las leyes del derecho de autor” y, cree, no están aportando a la industria todo el dinero que le deberían. De ahí que el IFPI promete batalla en 2015. Para prever su desenlace, claro, haría falta un gurú.
Cambio de modelo
La industria musical ingresó en 2014 unos 14.161 millones de euros, un 0,4 % menos respecto a 2013.
El formato digital recaudó por primera vez a nivel mundial más que el soporte físico: 6.480 millones de euros contra 6.452 millones.
Los servicios de streaming representaron un 23 % de los ingresos de la música digital, generando 1.513 millones de euros.
La banda sonora de la película Frozen y la canción Happy, de Pharrell Williams y del mismo filme, fueron el disco y el tema más vendidos: 10 y 13,9 millones de copias.
Algún gurú por fin podrá soltar: “¡Yo lo dije!”. Tras años de revoluciones online y profecías, en el sector de la música se ha producido el esperado adelantamiento: las ventas mundiales del formato digital superaron en 2014 por primera vez a las físicas (vinilos, discos), según el informe anual de la Federación Internacional de la Industria Discográfica (IFPI) publicado hoy. La ventaja de unos 28 millones (6.480 millones para las ventas digitales contra 6.452 para las físicas) supone sin embargo un punto de inflexión que los datos venían mostrando cada vez más cercano en el horizonte.
De hecho, en países como Estados Unidos o Suecia la tendencia se había asentado hacía ya unos años. Ahora el dominio del digital se consolida a nivel mundial, gracias también a servicios de streaming como Spotify o Deezer. Estos canales, que suelen proponer a sus usuarios una suscripción de una decena de euros a cambio de un catálogo de millones de temas, han aumentado su recaudación y su audiencia en los últimos años. En 2014 ya supusieron una cuarta parte de los ingresos de la música digital, generando unos ingresos de 1.513 millones de euros, según el estudio de la IFPI.
“Somos el negocio correcto, en el momento correcto, buscando ofrecer el mejor servicio posible. Hemos llegado muy lejos en menos de diez años”, reivindica Leo Nascimento, director en España de Deezer. Y apunta a que pronto los portales de streaming adelantarán a las descargas de canciones, lo que hace años parecía la gran innovación de la industria.
Sea como fuere, el sector musical en su conjunto sufrió una reducción de su recaudación respecto a 2013: un 0,4% menos. Y eso que por una vez, tras 12 años de caída consecutiva, España ofreció una contribución positiva. Tras tocar fondo en 2013, el peor ejercicio de siempre para la industria musical española, en 2014 mejoraron tanto la venta física (+21,2%) como la digital (+22%).
En el avance de este segundo formato, España sigue algunos pasos por detrás: las ventas de discos y vinilos aun representan el 58% de los ingresos. Pero la tendencia parece caminar imparable hacia el futuro. “Lo más probable es que se vaya hacia un modelo donde predomine lo digital y el mundo físico no desaparezca, pero sí se vea muy menguado. El CD a lo mejor puede quedarse como un producto de nicho”, defiende Antonio Guisasola, presidente de Promusicae, la patronal de las discográficas en España.
“El adelantamiento de lo digital supone un cambio de paradigma y una oportunidad. Creo que demuestra que los servicios están ahí, que la gente responde a estos canales”, agrega Guisasola. Quien responde bastante menos, en cambio, son algunos artistas. Sus dudas se resumen en una secuencia de la reciente película Begin Again, donde la compositora interpretada por Keira Knightley pregunta a los tipos trajeados de una discográfica: “Si mi álbum vale 10 dólares y lo ofrecemos online, sin intermediarios, ¿por qué vosotros os quedáis con nueve?”.
Así, artistas como Taylor Swift o Thom Yorke han retirado sus temas de Spotify, acusándolo de dejar solo las migas para los músicos. Hace unas semanas, Jay-Z fue todavía más allá y lanzó un nuevo portal de streaming, Tidal. La plataforma ya cuenta con Beyoncé (esposa de Jay-Z), Madonna, Alicia Keys, Daft Punk, Jack White, Chris Martin (Coldplay), Kanye West, Rihanna o Arcade Fire. La idea es poner en el centro al artista, para que se lleve la mayoría de los ingresos. Guisasola no está exactamente de acuerdo: “Quizás el reparto actual no sea justo, pero el elemento clave es la inversión. No puedes remunerar igual a quien arriesga su talento, el músico, y a quien arriesga también su dinero, el productor”.
En la presentación del informe, la consejera delegada de IFPI, Frances Moore, apuntó su dedo también contra YouTube. Afirmó que hay plataformas de contenidos en vídeo que “están aprovechándose de las leyes del derecho de autor” y, cree, no están aportando a la industria todo el dinero que le deberían. De ahí que el IFPI promete batalla en 2015. Para prever su desenlace, claro, haría falta un gurú.
Cambio de modelo
La industria musical ingresó en 2014 unos 14.161 millones de euros, un 0,4 % menos respecto a 2013.
El formato digital recaudó por primera vez a nivel mundial más que el soporte físico: 6.480 millones de euros contra 6.452 millones.
Los servicios de streaming representaron un 23 % de los ingresos de la música digital, generando 1.513 millones de euros.
La banda sonora de la película Frozen y la canción Happy, de Pharrell Williams y del mismo filme, fueron el disco y el tema más vendidos: 10 y 13,9 millones de copias.
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