Documentos desclasificados muestran el interés del líder de Al Qaeda por Noam Chomsky
Osama Bin Laden tenía muy claras sus prioridades a la hora de sembrar el terror. Estas pasaban por acabar con la vida de todos los norteamericanos que fuera posible, dejar de lado los conflictos internos con regímenes de Oriente Próximo y la creación de un Estado islámico, según documentos hechos públicos hoy miércoles por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional y que fueron incautados por los Navy Seals durante la operación en Pakistán en la que murió el líder de Al Qaeda.
Pero al margen del debate sobre las tácticas —que no pareció ser fructífero a juzgar por el actual estado de la situación internacional—, los documentos desclasificados permiten conocer los intereses literarios del fundador del grupo terrorista, cuya imagen estaría más cercana a la de un viejo recluido en una cárcel —y que solicita lecturas a sus visitantes— que a la de un líder cuyas órdenes no eran discutidas.
Bin Laden resultó ser un ávido lector de, por ejemplo, Noam Chomsky, autor de dos de los 39 libros digitales en inglés que aparecen en la lista aportada por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional. Otras obras que el líder de Al Qaeda consultó durante sus días en Abbottabad fueron el texto del reputado periodista Bob Woodward, Las Guerras de Obama; Cristiandad e Islam en España, 756-1031, de C. R. Haines; o Ascensión y caída de los grandes poderes, de Paul Kennedy.
Sorprendentemente, hay 19 títulos en francés, entre ellos un manuscrito sin publicar que se titula ¿Causó Francia la Gran Depresión? En opinión de Jeffrey Anchukaitis, portavoz de ODNI (siglas en inglés de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional), todo apuntaría a que Bin Laden tenía interés en atacar la economía francesa con la esperanza de que un colapso económico en ese país de Europa provocaría otro en Estados Unidos y el resto del mundo occidental.
El portavoz puntualizó a la agencia France Presse que el hecho de que el líder de Al Qaeda tuviese esos libros no significaba que estuviera planeando un ataque concreto contra esa nación. “Significa que pidió a sus lugartenientes que le proporcionaran información sobre Francia”. La lista de lecturas que ha hecho pública la ODNI incluye textos de la industria de defensa francesa, de sus recursos acuíferos, su relación con la OTAN o su sistema nuclear.
La desclasificación de estos documentos llega poco después de que el prestigioso periodista estadounidense Seymour Hersh publicase un artículo según el cual el relato oficial de la captura y muerte de Bin Laden defendido por la Casa Blanca desde hace cuatro años es falso. La CIA, a través de un portavoz, ha asegurado que la desclasificación de los textos estaba prevista desde hace tiempo y no pretendía ser una respuesta al relato de Hersh.
"Ciudadanos, académicos, periodistas e historiadores tendrán la oportunidad de leer y comprender los documentos de Bin Laden", ha explicado el presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Devin Nunes.
Nunes ha dicho que la publicación de estos informes es "un paso en la dirección correcta". Ahora son 103 los informes que se han hecho públicos sobre lo incautado en Abbottabad. "Espero que siga el proceso de desclasificación de los cientos de informes de Abbottabad que aún quedan pendientes y que cumplan los requisitos del Congreso", ha apuntado.
Osama Bin Laden tenía muy claras sus prioridades a la hora de sembrar el terror. Estas pasaban por acabar con la vida de todos los norteamericanos que fuera posible, dejar de lado los conflictos internos con regímenes de Oriente Próximo y la creación de un Estado islámico, según documentos hechos públicos hoy miércoles por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional y que fueron incautados por los Navy Seals durante la operación en Pakistán en la que murió el líder de Al Qaeda.
Pero al margen del debate sobre las tácticas —que no pareció ser fructífero a juzgar por el actual estado de la situación internacional—, los documentos desclasificados permiten conocer los intereses literarios del fundador del grupo terrorista, cuya imagen estaría más cercana a la de un viejo recluido en una cárcel —y que solicita lecturas a sus visitantes— que a la de un líder cuyas órdenes no eran discutidas.
Bin Laden resultó ser un ávido lector de, por ejemplo, Noam Chomsky, autor de dos de los 39 libros digitales en inglés que aparecen en la lista aportada por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional. Otras obras que el líder de Al Qaeda consultó durante sus días en Abbottabad fueron el texto del reputado periodista Bob Woodward, Las Guerras de Obama; Cristiandad e Islam en España, 756-1031, de C. R. Haines; o Ascensión y caída de los grandes poderes, de Paul Kennedy.
Sorprendentemente, hay 19 títulos en francés, entre ellos un manuscrito sin publicar que se titula ¿Causó Francia la Gran Depresión? En opinión de Jeffrey Anchukaitis, portavoz de ODNI (siglas en inglés de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional), todo apuntaría a que Bin Laden tenía interés en atacar la economía francesa con la esperanza de que un colapso económico en ese país de Europa provocaría otro en Estados Unidos y el resto del mundo occidental.
El portavoz puntualizó a la agencia France Presse que el hecho de que el líder de Al Qaeda tuviese esos libros no significaba que estuviera planeando un ataque concreto contra esa nación. “Significa que pidió a sus lugartenientes que le proporcionaran información sobre Francia”. La lista de lecturas que ha hecho pública la ODNI incluye textos de la industria de defensa francesa, de sus recursos acuíferos, su relación con la OTAN o su sistema nuclear.
La desclasificación de estos documentos llega poco después de que el prestigioso periodista estadounidense Seymour Hersh publicase un artículo según el cual el relato oficial de la captura y muerte de Bin Laden defendido por la Casa Blanca desde hace cuatro años es falso. La CIA, a través de un portavoz, ha asegurado que la desclasificación de los textos estaba prevista desde hace tiempo y no pretendía ser una respuesta al relato de Hersh.
"Ciudadanos, académicos, periodistas e historiadores tendrán la oportunidad de leer y comprender los documentos de Bin Laden", ha explicado el presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Devin Nunes.
Nunes ha dicho que la publicación de estos informes es "un paso en la dirección correcta". Ahora son 103 los informes que se han hecho públicos sobre lo incautado en Abbottabad. "Espero que siga el proceso de desclasificación de los cientos de informes de Abbottabad que aún quedan pendientes y que cumplan los requisitos del Congreso", ha apuntado.
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