Uso tabletas y celulares fomenta individualismo y aislamiento
Minneapolis.-Eddie Guardado tomaba un café en el clubhouse de los Mellizos un día de la pretemporada cuando notó algo: Todas las cabezas miraban hacia abajo.
“Nadie hablaba con nadie”, se escandalizó Guardado, coach del bullpen de la novena de Minnesota.
¿Los peloteros estaban frustrados por algo? ¿Ensimismados en sus pensamientos? No, la mayoría estaban viendo sus teléfonos y tabletas.
La obsesión con las redes sociales que ofrecen todo tipo de información al instante ha invadido los vestuarios en el deporte, con su capacidad de acercar a la gente, pero también de alejarla, desalentando el compañerismo y la camaradería, componentes básicos de cualquier fórmula ganadora, según los expertos.
Resulta más difícil generar un espíritu de grupo y solidaridad entre los jugadores si estos se pasan el tiempo mirando las pantallitas, con audífonos en sus orejas que bloquean todos los sonidos a su alrededor y los aíslan.
Buscan solución
Las contrataciones de Guardado como instructor y de Torii Hunter para jugar en el jardín derecho apuntaron en parte a promover precisamente la camaradería en un equipo que perdió un promedio de 96 juegos las últimas cuatro temporadas.
“Hay cosas en el grupo que no se ven desde afuera.
En la televisión solo se ve el aspecto individual, pero como equipo, pasan cosas que uno ni se imagina”, afirmó Hunter.
Las medidas
En busca de ese elemento intangible que acerca a los jugadores, el mánager de los Mellizos Paul Molitor dispuso que nadie puede usar sus aparatos digitales desde media hora antes del inicio de un partido hasta que termina.
En realidad, esa es una norma de las grandes ligas, que prohíbe el uso de esos aparatos a partir del momento en que comienzan las prácticas de bateo y también el clubhouse media hora antes del inicio del duelo.
La única excepción, desde ya, es el teléfono para convocar a un relevista.
“En una temporada larga, el compañerismo es lo que ayuda a superar los momentos difíciles”’, dijo Molitor. “Si no hay mucha camaradería, resulta más difícil salir adelante”’.
El pitcher de los Filis Jerome Williams recuerda la vez que Albert Pujols, cuando ambos jugaban con los Angelinos, propuso una regla informal por la cual los jugadores hacían a un lado sus teléfonos unos 20 o 30 minutos después de un juego.
“Albert quería que nos tomásemos un rato después del partido para pensar lo que pasó allí”, en el terreno de juego, señaló Williams.
“Hay que tratar de agrandar a los jugadores”, expresó el gerente general de los Gigantes de San Francisco Brian Sabean. “Hay que hacer que se sientan dueños del clubhouse.
Ellos son los que deciden qué tipo de temporada vamos a tener”.
Minneapolis.-Eddie Guardado tomaba un café en el clubhouse de los Mellizos un día de la pretemporada cuando notó algo: Todas las cabezas miraban hacia abajo.
“Nadie hablaba con nadie”, se escandalizó Guardado, coach del bullpen de la novena de Minnesota.
¿Los peloteros estaban frustrados por algo? ¿Ensimismados en sus pensamientos? No, la mayoría estaban viendo sus teléfonos y tabletas.
La obsesión con las redes sociales que ofrecen todo tipo de información al instante ha invadido los vestuarios en el deporte, con su capacidad de acercar a la gente, pero también de alejarla, desalentando el compañerismo y la camaradería, componentes básicos de cualquier fórmula ganadora, según los expertos.
Resulta más difícil generar un espíritu de grupo y solidaridad entre los jugadores si estos se pasan el tiempo mirando las pantallitas, con audífonos en sus orejas que bloquean todos los sonidos a su alrededor y los aíslan.
Buscan solución
Las contrataciones de Guardado como instructor y de Torii Hunter para jugar en el jardín derecho apuntaron en parte a promover precisamente la camaradería en un equipo que perdió un promedio de 96 juegos las últimas cuatro temporadas.
“Hay cosas en el grupo que no se ven desde afuera.
En la televisión solo se ve el aspecto individual, pero como equipo, pasan cosas que uno ni se imagina”, afirmó Hunter.
Las medidas
En busca de ese elemento intangible que acerca a los jugadores, el mánager de los Mellizos Paul Molitor dispuso que nadie puede usar sus aparatos digitales desde media hora antes del inicio de un partido hasta que termina.
En realidad, esa es una norma de las grandes ligas, que prohíbe el uso de esos aparatos a partir del momento en que comienzan las prácticas de bateo y también el clubhouse media hora antes del inicio del duelo.
La única excepción, desde ya, es el teléfono para convocar a un relevista.
“En una temporada larga, el compañerismo es lo que ayuda a superar los momentos difíciles”’, dijo Molitor. “Si no hay mucha camaradería, resulta más difícil salir adelante”’.
El pitcher de los Filis Jerome Williams recuerda la vez que Albert Pujols, cuando ambos jugaban con los Angelinos, propuso una regla informal por la cual los jugadores hacían a un lado sus teléfonos unos 20 o 30 minutos después de un juego.
“Albert quería que nos tomásemos un rato después del partido para pensar lo que pasó allí”, en el terreno de juego, señaló Williams.
“Hay que tratar de agrandar a los jugadores”, expresó el gerente general de los Gigantes de San Francisco Brian Sabean. “Hay que hacer que se sientan dueños del clubhouse.
Ellos son los que deciden qué tipo de temporada vamos a tener”.
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