Una isquemia cerebral apagó a los 81 años la voz de quien permitió a la región conocer las costumbres de la costa a través de la música
Por SALLY PALOMINO
Después de permanecer tres días en cuidados intensivos, el cantante y compositor colombiano Calixto Ochoa murió la mañana de este miércoles. Una isquemia cerebral apagó la voz de este hombre, que a sus 81 años, todavía tenía ánimo para parrandear. Como lo demostró el pasado 14 de agosto, cuando celebró su cumpleaños en medio de acordeones y tonadas de vallenato, su especialidad.
Calixto Ochoa fue uno de los impulsores de la agrupación Los Corraleros del Majagual, que logró hacer de su música, la favorita en las fiestas decembrinas de los años 60 y 70 en Colombia, donde todavía se recuerda el famoso estribillo “Mama, qué será lo que quiere el negro”, de la canción El Africano, que ha sido cantado en diferentes géneros, pero que su esencia es la del vallenato viejo, el nostálgico. El cantante Wilfrido Vargas logró que esa frase se volviera común en Latinoamérica.
El periodista Juan Pablo Gómez, especialista en este género musical, señala que Ochoa no solo se caracterizó por el humor en las letras de sus canciones (La Plata, El Pirulino). También manifestó siempre un profundo existencialismo en sus letras (El Mundo), que en su mayoría fueron interpretadas por el reconocido cantante colombiano Diomedes Díaz (1957-2013).
La obra de Ochoa permitió que la región conociera las costumbres de la Costa colombiana. Una de las canciones que lo hizo más famoso fue justamente Los Sabanales, con una letra caracterizada por el costumbrismo y descripciones de la zona.
Más de mil de sus canciones grabadas por diferentes músicos, hicieron de Calixto Ochoa uno de los compositores más recorridos de Colombia. “Fue creador de un estilo único que nunca se apartó de la génesis del vallenato. Sus notas alegres en el acordeón y sus letras cargadas de costumbrismo lo catapultaron al título de juglar”, recuerda el periodista Gómez.
Ochoa, padre de la música popular colombiana, se coronó en 1970 como ‘Rey vallenato’, en el Festival de la leyenda vallenata, uno de los certámenes más importantes del folclor colombiano, que se realiza desde 1968. Fue un músico empírico aunque se pudiera pensar lo contrario luego de escuchar sus letras cargadas de lirismo puro. Calixto Ochoa fue un músico con talento innato.
Dentro de sus anécdotas, Gómez destaca una canción que Ochoa compuso para denunciar a un cura, que pretendía llevarse reliquias coloniales de un santuario. El religioso al enterarse del canto, explicó la situación, “consecuencia de esto, la música vallenata tuvo la única rectificación de la que se tenga conocimiento”, cuenta el periodista.
“Quiero que la gente sepa quién es el padre Panchito y que no siga creyendo lo que dije en aquel disco”, cantaba con gracia en la canción ‘Contestación al padre Panchito’. Con la misma gracia y folclor que lo acompañó hasta sus últimos días.
Por SALLY PALOMINO
Después de permanecer tres días en cuidados intensivos, el cantante y compositor colombiano Calixto Ochoa murió la mañana de este miércoles. Una isquemia cerebral apagó la voz de este hombre, que a sus 81 años, todavía tenía ánimo para parrandear. Como lo demostró el pasado 14 de agosto, cuando celebró su cumpleaños en medio de acordeones y tonadas de vallenato, su especialidad.
Calixto Ochoa fue uno de los impulsores de la agrupación Los Corraleros del Majagual, que logró hacer de su música, la favorita en las fiestas decembrinas de los años 60 y 70 en Colombia, donde todavía se recuerda el famoso estribillo “Mama, qué será lo que quiere el negro”, de la canción El Africano, que ha sido cantado en diferentes géneros, pero que su esencia es la del vallenato viejo, el nostálgico. El cantante Wilfrido Vargas logró que esa frase se volviera común en Latinoamérica.
El periodista Juan Pablo Gómez, especialista en este género musical, señala que Ochoa no solo se caracterizó por el humor en las letras de sus canciones (La Plata, El Pirulino). También manifestó siempre un profundo existencialismo en sus letras (El Mundo), que en su mayoría fueron interpretadas por el reconocido cantante colombiano Diomedes Díaz (1957-2013).
La obra de Ochoa permitió que la región conociera las costumbres de la Costa colombiana. Una de las canciones que lo hizo más famoso fue justamente Los Sabanales, con una letra caracterizada por el costumbrismo y descripciones de la zona.
Más de mil de sus canciones grabadas por diferentes músicos, hicieron de Calixto Ochoa uno de los compositores más recorridos de Colombia. “Fue creador de un estilo único que nunca se apartó de la génesis del vallenato. Sus notas alegres en el acordeón y sus letras cargadas de costumbrismo lo catapultaron al título de juglar”, recuerda el periodista Gómez.
Ochoa, padre de la música popular colombiana, se coronó en 1970 como ‘Rey vallenato’, en el Festival de la leyenda vallenata, uno de los certámenes más importantes del folclor colombiano, que se realiza desde 1968. Fue un músico empírico aunque se pudiera pensar lo contrario luego de escuchar sus letras cargadas de lirismo puro. Calixto Ochoa fue un músico con talento innato.
Dentro de sus anécdotas, Gómez destaca una canción que Ochoa compuso para denunciar a un cura, que pretendía llevarse reliquias coloniales de un santuario. El religioso al enterarse del canto, explicó la situación, “consecuencia de esto, la música vallenata tuvo la única rectificación de la que se tenga conocimiento”, cuenta el periodista.
“Quiero que la gente sepa quién es el padre Panchito y que no siga creyendo lo que dije en aquel disco”, cantaba con gracia en la canción ‘Contestación al padre Panchito’. Con la misma gracia y folclor que lo acompañó hasta sus últimos días.
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