La ciudad despide al puente de la calle 6, escenario de decenas de películas como 'Grease' o 'Terminator 2'. Construido en 1932, debe ser demolido por la corrosión de su cemento
POR PABLO XIMÉNEZ DE SANDOVAL
La mejor puesta de sol de Los Ángeles no estaba en la playa, ni en las colinas de Hollywood. Para muchos, la mejor foto de la ciudad estaba sobre un puente con dos arcos metálicos y diseño futurista, uno de los 13 que cruzan el río de cemento de Los Ángeles y comunican los barrios obreros del Este con el centro de la ciudad. Esa foto ya no se puede hacer. El puente de la calle 6 fue cerrado al tráfico el martes por la noche. Nadie volverá a cruzarlo. Será demolido durante los próximos nueve meses.
No hace falta pisarlo para haber estado allí. Millones de personas han pasado por encima o por debajo de ese puente en Terminator 2, La máscara o Drive, en el videoclip de la canción Happy o en el videojuego Grand Theft Auto. El primer episodio de la serie Fear the walking dead es una de las últimas producciones locales en las que ha actuado. El túnel por el que se accede al río, al lugar exacto en el que los macarras de Grease se lanzan a la carrera con sus coches, aún está abierto para pasear.
En octubre hubo un festival multitudinario de despedida del puente, una fiesta con ese atardecer de fondo sobre los edificios. No fue suficiente. El martes por la noche, cientos de personas acudieron a una concentración espontánea a hacerse por última vez esa foto cuando se corrió la voz de que el puente iba a ser cerrado para siempre. Aparecieron por allí coches de colección de la cultura lowrider de los chicanos de los 50. La gente cortó el tráfico y tuvo que intervenir la policía.
Construido en 1932, en plena expansión optimista de una ciudad que nadaba en petróleo y celuloide, tiene 1.066 metros de largo, es el puente más largo de la ciudad una de las joyas arquitectónicas de Los Ángeles. Ocho décadas después este icono de la ciudad está herido de muerte. Tiene una enfermedad en el cemento que lo hace excesivamente frágil para una región sísmica como el sur de California. Los expertos calculan que tiene un 70% de posibilidades de ser destruido en un terremoto fuerte, que tarde o temprano ocurrirá. En 2011, la ciudad decidió que la única solución era un puente nuevo.
La demolición tardará nueve meses. El nuevo puente no estará abierto hasta 2019. Las obras costarán 449 millones de dólares que la ciudad ha conseguido de fondos federales y estatales. El nuevo diseño ha sido realizado por HNTB y Michael Maltzan Architecture y selecionado en un concurso internacional. Tendrá 10 pares de arcos iluminados por la noche, carril bici y un centro de arte en su interior. Es distinto. Preguntado el ingeniero jefe del Ayuntamiento, Gary Lee Moore, si alguna vez contemplaron reconstruirlo tal cual, contestó: " Si tuvieras que rehacer tu casa después de 85 años, ¿la harías igual?". Sus autores aspiran a que el nuevo puente sea un icono de la ciudad como el anterior.
Entre los estudios necesarios y el concurso internacional para el nuevo diseño se ha llegado hasta este miércoles, 27 de enero de 2016, para comenzar las obras. Por la mañana, el alcalde de la ciudad, Eric Garcetti, dio una rueda de prensa a pie de puente para explicar las consecuencias para el tráfico. La autopista 101 que cruza todo el centro de la ciudad y pasa también por debajo del puente tendrá que ser cortada entre los próximos 5 y 7 de febrero y ya se busca palabro para el lío de tráfico que provocará la operación. En unas obras parecidas se acuñó el Carmageddon, a veces se habla de Jamzilla; cuando el presidente viene a la ciudad y hay que cortar todas las calles por las que pasa se habla de un Obamageddon.
En esa rueda de prensa estaba también el concejal de la zona, José Huizar. El puente de la calle 6 "era una visita en sí mismo", recordó Huizar. El concejal creció en Boyle Heights, el corazón chicano de Los Ángeles, comunicado con el progreso a través precisamente de estos puentes. Huizar recordó que de crío lo cruzaba en bicicleta por la mañana para recoger el taco de periódicos que luego repartía por su barrio. "El puente representaba esperanza y oportunidad para mucha gente", dijo.
El acto del alcalde el miércoles por la mañana para explicar las obras era una convocatria optimista, de mirada hacia el futuro, de renovación de la ciudad. "No puedo esperar a volver dentro de unos años a cortar la cinta", dijo. Pero el concejal Huizar, al saludar a los equipos de las obras, preguntó medio de broma: "¿Por qué está todo el mundo tan triste?".
POR PABLO XIMÉNEZ DE SANDOVAL
El puente de la calle 6 sobre el río de Los Ángeles, el miércoles, tras ser cerrado al tráfico para comenzar su demolición. |
No hace falta pisarlo para haber estado allí. Millones de personas han pasado por encima o por debajo de ese puente en Terminator 2, La máscara o Drive, en el videoclip de la canción Happy o en el videojuego Grand Theft Auto. El primer episodio de la serie Fear the walking dead es una de las últimas producciones locales en las que ha actuado. El túnel por el que se accede al río, al lugar exacto en el que los macarras de Grease se lanzan a la carrera con sus coches, aún está abierto para pasear.
En octubre hubo un festival multitudinario de despedida del puente, una fiesta con ese atardecer de fondo sobre los edificios. No fue suficiente. El martes por la noche, cientos de personas acudieron a una concentración espontánea a hacerse por última vez esa foto cuando se corrió la voz de que el puente iba a ser cerrado para siempre. Aparecieron por allí coches de colección de la cultura lowrider de los chicanos de los 50. La gente cortó el tráfico y tuvo que intervenir la policía.
Construido en 1932, en plena expansión optimista de una ciudad que nadaba en petróleo y celuloide, tiene 1.066 metros de largo, es el puente más largo de la ciudad una de las joyas arquitectónicas de Los Ángeles. Ocho décadas después este icono de la ciudad está herido de muerte. Tiene una enfermedad en el cemento que lo hace excesivamente frágil para una región sísmica como el sur de California. Los expertos calculan que tiene un 70% de posibilidades de ser destruido en un terremoto fuerte, que tarde o temprano ocurrirá. En 2011, la ciudad decidió que la única solución era un puente nuevo.
La demolición tardará nueve meses. El nuevo puente no estará abierto hasta 2019. Las obras costarán 449 millones de dólares que la ciudad ha conseguido de fondos federales y estatales. El nuevo diseño ha sido realizado por HNTB y Michael Maltzan Architecture y selecionado en un concurso internacional. Tendrá 10 pares de arcos iluminados por la noche, carril bici y un centro de arte en su interior. Es distinto. Preguntado el ingeniero jefe del Ayuntamiento, Gary Lee Moore, si alguna vez contemplaron reconstruirlo tal cual, contestó: " Si tuvieras que rehacer tu casa después de 85 años, ¿la harías igual?". Sus autores aspiran a que el nuevo puente sea un icono de la ciudad como el anterior.
Entre los estudios necesarios y el concurso internacional para el nuevo diseño se ha llegado hasta este miércoles, 27 de enero de 2016, para comenzar las obras. Por la mañana, el alcalde de la ciudad, Eric Garcetti, dio una rueda de prensa a pie de puente para explicar las consecuencias para el tráfico. La autopista 101 que cruza todo el centro de la ciudad y pasa también por debajo del puente tendrá que ser cortada entre los próximos 5 y 7 de febrero y ya se busca palabro para el lío de tráfico que provocará la operación. En unas obras parecidas se acuñó el Carmageddon, a veces se habla de Jamzilla; cuando el presidente viene a la ciudad y hay que cortar todas las calles por las que pasa se habla de un Obamageddon.
En esa rueda de prensa estaba también el concejal de la zona, José Huizar. El puente de la calle 6 "era una visita en sí mismo", recordó Huizar. El concejal creció en Boyle Heights, el corazón chicano de Los Ángeles, comunicado con el progreso a través precisamente de estos puentes. Huizar recordó que de crío lo cruzaba en bicicleta por la mañana para recoger el taco de periódicos que luego repartía por su barrio. "El puente representaba esperanza y oportunidad para mucha gente", dijo.
El acto del alcalde el miércoles por la mañana para explicar las obras era una convocatria optimista, de mirada hacia el futuro, de renovación de la ciudad. "No puedo esperar a volver dentro de unos años a cortar la cinta", dijo. Pero el concejal Huizar, al saludar a los equipos de las obras, preguntó medio de broma: "¿Por qué está todo el mundo tan triste?".
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