RD tiene 4 impasses electorales en 50 años

Las elecciones de 1978, 1990 y 1994 han sido las más cuestionadas de la historia democrática del país 

 Por María Teresa Morel

La crisis post electoral de 1994 llegó a su fin con la firma del
Pacto por la Democracia entre Balaguer y Peña Gómez
La historia electoral dominicana en los últimos 50 años registra tres momentos marcados por graves acusaciones de irregularidades y violentas protestas que empañaron las elecciones celebradas en los años 1978, 1990 y 1994 y dieron pie a la firma de acuerdos entre los líderes políticos de ese momento para poner fin a las crisis post electorales acontecidas.

Y aunque se pensaba una etapa superada, a estos hechos se le suman los comicios del pasado 15 de mayo, que a poco más de una semana de su celebración, han generado serios cuestionamientos e inconformidades de parte de los candidatos de oposición, quienes denuncian anomalías en el proceso de votación, así como en el conteo y escrutinio de los votos, principalmente en los niveles congresual y municipal.

Aún persiste la crispación en varias demarcaciones del país, donde se han producido quema de boletas, tiroteos, bombazos y protestas exigiendo anular las elecciones en algunos casos.

Este proceso también ha traído la unificación de la oposición, cuyos candidatos presidenciales coinciden en resaltar las anomalías del proceso y no han reconocido expresamente la victoria del presidente Danilo Medina.

El “juntazo” de Balaguer

La crisis política del 1978 se inició la noche del 16 de mayo con el allanamiento militar del centro de cómputos de la Junta Central Electoral (JCE), en momentos en que el escrutinio del 25% de los votos situaba al fenecido Antonio Guzmán y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) por encima del Partido Reformista y su candidato Joaquín Balaguer.

Aquel momento, bautizado popularmente como el “juntazo”, elevó las tensiones y detuvo el conteo de los votos ante la recusación de los reformistas al presidente de la JCE, Manuel Joaquín Castillo, en reclamo de elecciones complementarias en 11 municipios bajo alegatos de fraude.

Analistas históricos señalan que el objetivo de la maniobra atribuida al líder reformista era controlar el Senado y evitar que los responsables de actos de corrupción durante sus 12 años de gobierno pudieran ser juzgados.

El “fallo histórico”

A la destitución de Castillo le siguió el “Gacetazo”, mediante el cual se modificó la Ley Electoral para facultar al órgano electoral a celebrar las elecciones complementarias demandadas por los reformistas.

Es así como la JCE, presidida provisionalmente por Hugo Vargas Suberví, adjudicó al reformismo, mediante resolución, las senadurías de María Trinidad Sánchez, Bahoruco, El Seibo y La Altagracia, que había ganado el Acuerdo de Santiago. Es lo que se conoce como el “fallo histórico”.

Pese a que Guzmán tildó de monstruoso el acuerdo promovido por presiones de la comunidad internacional, pidió al pueblo mantener la calma y esperar el resultado de una instancia legal que revirtiera el dictamen, aunque esa acción nunca se tramitó.

Del millón 655 mil 707 votos válidos emitidos, al PRD se le contaron 855,765; al Partido Reformista 698,163 y al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), 18,375 votos.

El “fraude colosal” del 1990

Todavía permanece fresco en la memoria de los dominicanos el “fraude colosal” denunciado por Juan Bosch y el PLD, durante la contienda del 1990, considerada como una de las más traumáticas de los últimos años y en donde aún se cuestiona la victoria adjudicada al doctor Balaguer.

Aquellas votaciones, organizadas por la Junta presidida por Froilán Tavárez, se desarrollaron en medio de la tensión y llamados de la Iglesia para que se respetara la voluntad popular.

La misma noche del 16 de mayo, el entonces jefe de campaña del PLD se proclamó victorioso frente al PRSC y advirtió que ante cualquier desconocimiento de la victoria peledeísta estarían dispuestos a defenderla, al tiempo que llamó al expresidente norteamericano Jimmy Carter, quien se hallaba en el país en calidad de observador a permanecer en el país.

Tras haberse computado unas 647 mesas, en las que el PLD aventajaba al PRSC, el proceso comenzó a ralentizarse y ya en la emisión del boletín 11, emitido el 17 de mayo, el partido colorado se encontraba por encima del PLD.

Con esos resultados, el PRSC se proclamó ganador, lo que provocó que al día siguiente Juan Bosch llamara al pueblo a lanzarse a las calles para protestar contra el “fraude colosal” cometido por la Junta Central Electoral para favorecer a Balaguer.

Sorpresivamente, el mismo día que la JCE inició el proceso de cotejo de las actas, el coordinador de Cómputos del PLD, Víctor Grimaldi, remitió una carta a Bosch afirmando que el PRSC había derrotado al PLD. Y así, mucho antes de que la JCE ofreciera los números definitivos, Grimaldi afirmó que el PRSC tenía 638,248; el PRD, 432,039 y el PLD 634,343 votos. Tras esas declaraciones, Grimaldi denunció que había sido amenazado de muerte por miembros de su propio partido.

El PLD rechazó esos resultados y argumentó que la reacción de Grimaldi se inscribía en el fraude forjado por el PRSC.

En medio de llamados a huelga nacional, la Conferencia del Episcopado exhortó a aceptar los resultados.

Pacto por la Democracia puso fin a crisis del 1994

El país volvió a vivir una nueva crisis política en el 1994, tras el alegado fraude fraguado a favor del PRSC y en perjuicio de José Francisco Peña Gómez y el PRD, en un proceso caracterizado por la exclusión de las listas de votantes de más de 200 mil personas, dislocamiento de mesas, suplantación de ciudadanos, entre otras irregularidades. Los resultados finales del proceso fueron emitidos por la JCE casi tres meses después, luego de un tedioso proceso de impugnación, que daba a Balaguer como ganador, con una ventaja de apenas 22,281 votos sobre el PRD. La crisis llegó a su fin con la firma del denominado Pacto por la Democracia, el 10 de agosto de 1994, el cual recortaba a dos años el mandato de Balaguer y establecía, entre otros aspectos, convocar a la Asamblea Nacional a fin de reformar la Constitución para llamar a nuevas elecciones presidenciales, el 16 de mayo de 1996; prohibir la reelección en dos períodos consecutivos, y establecer la doble vuelta si ningún candidato obtenía más del 50 por ciento de los votos, así como reformas al sistema judicial.


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Editor Gazcue es Arte

Master en Educación Superior mención Docencia, Licenciado en Comunicación Social, Técnico Superior en Bibliotecología y Diplomado en Ciencias Políticas, Columnista del periodico El Nuevo Diario

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