Newton fue un aficionado a la alquimia con forma de dictador y Einstein fue un mal docente que se olvidó de su familia
GRANADA. “Newton tuvo muchas más rarezas que Einstein -que ya es decir-, todo en su casa era de color rojo, tenía un completo desorden en su comida y en su sueño, aunque dormía poco y comía menos; y Einstein llegó a representarse a sí mismo con sus despistes y su desaliño indumentario”, dijo el profesor de Física de la Universidad de Granada, Eduardo Battaner, con motivo de la publicación de “Los pecados de dos grandes físicos: Newton y Einstein” (Universidad de Granada).
El profesor ha explicado que con esta biografía ha tratado de mostrar que “las debilidades de los sabios determinan la ciencia que hacen” y que “se puede entender la Física sin saber nada de quién la hizo, pero no se comprende cómo la hicieron sin saber cómo eran”, para lo cual también “hay que hablar de sus más íntimos defectos”.
“La credulidad de Newton es un pecado sorprendente; no sólo dedicó a la alquimia y a la exégesis mucho más tiempo que a la física, sino que su creatividad como físico estuvo limitada a su época de juventud”, ha señalado Battaner, que añade sobre las creencias religiosas de Newton que “creía en la iglesia anglicana como la única verdadera, aunque se consideraba arriano”.
“Newton fue un dictador, cuando abandonó la física para dedicarse a la Casa de la Moneda, la dirigió con mano de hierro; y cuando dirigió la Royal Society fue un dictador absoluto; supo rodearse de científicos leales y expulsó a los que le contradecían; sus argucias, su mal genio y su perseverancia lo hicieron posible”, ha añadido. Frente a esa actitud, Battaner ha destacado una virtud de Einstein, que “defendió la libertad de pensamiento, tanto la ajena como la propia”.
Contra sus enemigos
Según Battaner, “el mayor pecado de Newton fue la contumacia con que perseguía a sus enemigos; fue cruel con Hooke, con Flamsteed y, especialmente, con Leibniz; les persiguió encarnizadamente aún después de muertos”, mientras que el mayor pecado de Einstein fue “su desapego con sus familiares, especialmente con sus mujeres -Mileva y Elsa- y con sus hijos”. Einstein “a su primera hija ni la llegó a conocer, probablemente; y se dice que su amor por la Humanidad le hizo descuidar el amor de sus seres más próximos”.
Entre los pecados de Einstein, también ha enumerado “su sonrisa demoledoramente despectiva y crítica en su juventud, su locuacidad, su machismo -incluso para su época- y su escasa capacidad matemática”.
De Newton también ha destacado su “excesivo recelo, casi aversión, a la imprenta y a que su nombre apareciera en la prensa escrita y a las discusiones públicas, y su mal genio; sorprende su frialdad al conseguir la horca para los falsificadores de moneda”.
Para Battaner, “Newton y Einstein fueron los dos más grandes físicos de la historia; son admirados no sólo por los físicos sino por las personas cultas de otros campos de la ciencia y de las humanidades”.
El profesor ha asegurado que “la separación entre ciencias y humanidades es artificial y nociva; tanto Newton como Einstein tenían una gran preparación filosófica; eran pensadores antes que físicos; se encaramaron a la rama de la física trepando por el tronco de la filosofía; a la física en tiempos de Newton se le llamaba ‘filosofía natural’”.
Entre las anécdotas que cuenta, Battaner ha elegido una de cada físico. De Newton ha recordado “cuando describió racionalmente el estudio del ojo como instrumento óptico utilizando la presión de un punzón en su propio ojo”; y de Einstein “cuando le escribió a su novia diciéndole que tenía ganas de encontrarse con ella para ‘hablar, etc. Sobre todo lo segundo’”.
Con la biografía se trata de demostrar las debilidades de los físicos Newton y Einstein. |
El profesor ha explicado que con esta biografía ha tratado de mostrar que “las debilidades de los sabios determinan la ciencia que hacen” y que “se puede entender la Física sin saber nada de quién la hizo, pero no se comprende cómo la hicieron sin saber cómo eran”, para lo cual también “hay que hablar de sus más íntimos defectos”.
“La credulidad de Newton es un pecado sorprendente; no sólo dedicó a la alquimia y a la exégesis mucho más tiempo que a la física, sino que su creatividad como físico estuvo limitada a su época de juventud”, ha señalado Battaner, que añade sobre las creencias religiosas de Newton que “creía en la iglesia anglicana como la única verdadera, aunque se consideraba arriano”.
“Newton fue un dictador, cuando abandonó la física para dedicarse a la Casa de la Moneda, la dirigió con mano de hierro; y cuando dirigió la Royal Society fue un dictador absoluto; supo rodearse de científicos leales y expulsó a los que le contradecían; sus argucias, su mal genio y su perseverancia lo hicieron posible”, ha añadido. Frente a esa actitud, Battaner ha destacado una virtud de Einstein, que “defendió la libertad de pensamiento, tanto la ajena como la propia”.
Contra sus enemigos
Según Battaner, “el mayor pecado de Newton fue la contumacia con que perseguía a sus enemigos; fue cruel con Hooke, con Flamsteed y, especialmente, con Leibniz; les persiguió encarnizadamente aún después de muertos”, mientras que el mayor pecado de Einstein fue “su desapego con sus familiares, especialmente con sus mujeres -Mileva y Elsa- y con sus hijos”. Einstein “a su primera hija ni la llegó a conocer, probablemente; y se dice que su amor por la Humanidad le hizo descuidar el amor de sus seres más próximos”.
Entre los pecados de Einstein, también ha enumerado “su sonrisa demoledoramente despectiva y crítica en su juventud, su locuacidad, su machismo -incluso para su época- y su escasa capacidad matemática”.
De Newton también ha destacado su “excesivo recelo, casi aversión, a la imprenta y a que su nombre apareciera en la prensa escrita y a las discusiones públicas, y su mal genio; sorprende su frialdad al conseguir la horca para los falsificadores de moneda”.
Para Battaner, “Newton y Einstein fueron los dos más grandes físicos de la historia; son admirados no sólo por los físicos sino por las personas cultas de otros campos de la ciencia y de las humanidades”.
El profesor ha asegurado que “la separación entre ciencias y humanidades es artificial y nociva; tanto Newton como Einstein tenían una gran preparación filosófica; eran pensadores antes que físicos; se encaramaron a la rama de la física trepando por el tronco de la filosofía; a la física en tiempos de Newton se le llamaba ‘filosofía natural’”.
Entre las anécdotas que cuenta, Battaner ha elegido una de cada físico. De Newton ha recordado “cuando describió racionalmente el estudio del ojo como instrumento óptico utilizando la presión de un punzón en su propio ojo”; y de Einstein “cuando le escribió a su novia diciéndole que tenía ganas de encontrarse con ella para ‘hablar, etc. Sobre todo lo segundo’”.
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