El cuento de que la democracia es representativa tiene sus límites. Cuando se trate de definir qué República Dominicana queremos debemos participar todos.
Por POLIBIO DÍAZ
Muy bien lo ha expuesto un representante de la firma hotelera al consignar que la propuesta inversión de construir un casino anexado a una planta hotelera ha despertado el interés de los ciudadanos a la observancia de las leyes y las reglamentaciones.
Así es. Lo único es que no es verdad que esta sea la primera ocasión donde la ciudadanía reclama esa observancia. Existen multiplicidad de situaciones donde tal reclamo ha sido externado y, por qué no decirlo, en algunas instancias ha sido reconocido y actuado en consecuencia. Si quieren se los digo aunque prefiero no decirlo para no traer más contendientes al cuadrilátero.
Pues bien. La realidad es que el debate supera los procedimientos mostrencos que han utilizado los promotores de la obra en cuestión con el propósito de violentar las leyes y reglamentaciones para salirse con la suya y contribuir con el caos que hoy campea en el Polígono Central.
Hace unos días se celebró la segunda vista pública para tratar el asunto que nos ocupa, pues la primera fue desestimada por el Ministerio Medio Ambiente al no contener informaciones suficientes que pudieran conducir a los vecinos a tener un mejor conocimiento de la misma así como de sus posibles impactos ambientales y sociales.
¿Que pasó? Los promotores, esto es conclusión mía, se presentaron a la Segunda Vista Pública con una cantidad impresionante de trabajadores del volante asociados al transporte. tanto de turistas como de ciudadanos dominicanos, con el objetivo de respaldar pura y simplemente la construcción del ¿hotel? y del casino, porque la no construcción del mismo afectaría sus trabajos y en consecuencia sus ingresos. ¿Aporte a la discusión del caso y a la solución del mismo? Ninguno. ¿Por qué? Pues porque “lo mío primero y al que venga atrás que arree”. Una empresa que sea capaz de recurrir a tales estrategias se retrata de cuerpo entero y nos demuestra hasta donde es capaz de llegar para cumplir sus propósitos.
Por cierto... se han dedicado a la tarea de filtrar informaciones dejando entrever que la oposición es al hotel y no al no cumplimiento de las reglamentaciones y leyes que regulan la materia. Han tenido los timbales de proclamar que han pagado mil millones de pesos en Itbis al Estado cuando todos conocemos que con en el Itbis lo que sucede es que el establecimiento es agente de retención y el impuesto lo paga el consumidor.
Si quieren convertirnos en otro Acapulco que le den sus permisos aun en contra de las leyes y reglamentaciones, aunque preferiríamos ser como México DF donde no están permitidos los casinos.
En la presentación de la vista pública jamas se mencionó la evaluación de impacto social, el cual debe ser realizado y consignado como requerimiento para determinar los aspectos positivos y negativos de tal impacto para lo cual existe una guía del mismo Ministerio y que debe estar en la lista de requerimientos, con el propósito de determinar la factibilidad o no de la construcción de esta edificación cuyo uso va en detrimento, no solo del Polígono Central, sino de la ciudad entera. Esto si no tomamos las precauciones pertinentes y dejamos que Santo Domingo se convierta en otro Las Vegas.
Como siempre, nuestras leyes están vigentes y redactadas con el mayor de los esmeros y mejores propósitos. ¿Sabían Uds. que todos estos requisitos de impacto ambiental y social deben ser realizados antes de obtener los permisos necesarios y de anunciar el inicio de la construcción y que en muchos de los requerimientos demandan la participación de los vecinos, bien sea mediante encuestas y/o entrevistas con el objetivo de mitigar los impactos negativos posibles y aun desestimar el lugar elegido para la construcción? ¿Por qué no se tomaron esas precauciones, las cuales son harto conocidas ya que tienen bajo contrato a consultores en la materia que, me imagino, conocen perfectamente los requisitos exigidos? Otro de los requisitos es explicar por qué el lugar escogido y cuáles alternativas podrían rendir, con menos daños a la sociedad, el rendimiento que busca el capital a sus inversiones siempre tomando en cuenta la armonía con el medio ambiente y las particularidades propias de cada localidad.
Estoy convencido de que el propósito de aumentar significativamente el flujo de turistas hacia República Dominicana no es a expensas de violentar las leyes y reglamentaciones y de paso, me imagino que si las leyes y reglamentaciones se oponen a los planes, pues revisemos las leyes y reglamentaciones y adaptémoslas a los propósitos perseguidos y de paso definiremos qué clase de República Dominicana queremos, y al mismo tiempo invitemos a la población a participar en esa decisión.
El cuento de que la democracia es representativa tiene sus límites. Cuando se trate de definir qué República Dominicana queremos debemos participar todos. Tampoco es aceptable, creo yo, como decía uno de nuestros Mandatarios, “¿tú quieres cambiar eso? Postúlate.”
Creo que este desahogo está muy largo y deseo terminarlo recordando la expectativa manifiesta de la población de que se cumplan las leyes y regulaciones con el mismo espíritu con que fueron concebidas y aprobadas. Aportar un arbitraje imparcial que cuide y provea bienestar a la colectividad. Ojo avizor contra los regalos envenenados con maquillaje de modernidad y progreso que sólo proveen a sus promotores.
Por POLIBIO DÍAZ
Muy bien lo ha expuesto un representante de la firma hotelera al consignar que la propuesta inversión de construir un casino anexado a una planta hotelera ha despertado el interés de los ciudadanos a la observancia de las leyes y las reglamentaciones.
Así es. Lo único es que no es verdad que esta sea la primera ocasión donde la ciudadanía reclama esa observancia. Existen multiplicidad de situaciones donde tal reclamo ha sido externado y, por qué no decirlo, en algunas instancias ha sido reconocido y actuado en consecuencia. Si quieren se los digo aunque prefiero no decirlo para no traer más contendientes al cuadrilátero.
Pues bien. La realidad es que el debate supera los procedimientos mostrencos que han utilizado los promotores de la obra en cuestión con el propósito de violentar las leyes y reglamentaciones para salirse con la suya y contribuir con el caos que hoy campea en el Polígono Central.
Hace unos días se celebró la segunda vista pública para tratar el asunto que nos ocupa, pues la primera fue desestimada por el Ministerio Medio Ambiente al no contener informaciones suficientes que pudieran conducir a los vecinos a tener un mejor conocimiento de la misma así como de sus posibles impactos ambientales y sociales.
¿Que pasó? Los promotores, esto es conclusión mía, se presentaron a la Segunda Vista Pública con una cantidad impresionante de trabajadores del volante asociados al transporte. tanto de turistas como de ciudadanos dominicanos, con el objetivo de respaldar pura y simplemente la construcción del ¿hotel? y del casino, porque la no construcción del mismo afectaría sus trabajos y en consecuencia sus ingresos. ¿Aporte a la discusión del caso y a la solución del mismo? Ninguno. ¿Por qué? Pues porque “lo mío primero y al que venga atrás que arree”. Una empresa que sea capaz de recurrir a tales estrategias se retrata de cuerpo entero y nos demuestra hasta donde es capaz de llegar para cumplir sus propósitos.
Por cierto... se han dedicado a la tarea de filtrar informaciones dejando entrever que la oposición es al hotel y no al no cumplimiento de las reglamentaciones y leyes que regulan la materia. Han tenido los timbales de proclamar que han pagado mil millones de pesos en Itbis al Estado cuando todos conocemos que con en el Itbis lo que sucede es que el establecimiento es agente de retención y el impuesto lo paga el consumidor.
Si quieren convertirnos en otro Acapulco que le den sus permisos aun en contra de las leyes y reglamentaciones, aunque preferiríamos ser como México DF donde no están permitidos los casinos.
En la presentación de la vista pública jamas se mencionó la evaluación de impacto social, el cual debe ser realizado y consignado como requerimiento para determinar los aspectos positivos y negativos de tal impacto para lo cual existe una guía del mismo Ministerio y que debe estar en la lista de requerimientos, con el propósito de determinar la factibilidad o no de la construcción de esta edificación cuyo uso va en detrimento, no solo del Polígono Central, sino de la ciudad entera. Esto si no tomamos las precauciones pertinentes y dejamos que Santo Domingo se convierta en otro Las Vegas.
Como siempre, nuestras leyes están vigentes y redactadas con el mayor de los esmeros y mejores propósitos. ¿Sabían Uds. que todos estos requisitos de impacto ambiental y social deben ser realizados antes de obtener los permisos necesarios y de anunciar el inicio de la construcción y que en muchos de los requerimientos demandan la participación de los vecinos, bien sea mediante encuestas y/o entrevistas con el objetivo de mitigar los impactos negativos posibles y aun desestimar el lugar elegido para la construcción? ¿Por qué no se tomaron esas precauciones, las cuales son harto conocidas ya que tienen bajo contrato a consultores en la materia que, me imagino, conocen perfectamente los requisitos exigidos? Otro de los requisitos es explicar por qué el lugar escogido y cuáles alternativas podrían rendir, con menos daños a la sociedad, el rendimiento que busca el capital a sus inversiones siempre tomando en cuenta la armonía con el medio ambiente y las particularidades propias de cada localidad.
Estoy convencido de que el propósito de aumentar significativamente el flujo de turistas hacia República Dominicana no es a expensas de violentar las leyes y reglamentaciones y de paso, me imagino que si las leyes y reglamentaciones se oponen a los planes, pues revisemos las leyes y reglamentaciones y adaptémoslas a los propósitos perseguidos y de paso definiremos qué clase de República Dominicana queremos, y al mismo tiempo invitemos a la población a participar en esa decisión.
El cuento de que la democracia es representativa tiene sus límites. Cuando se trate de definir qué República Dominicana queremos debemos participar todos. Tampoco es aceptable, creo yo, como decía uno de nuestros Mandatarios, “¿tú quieres cambiar eso? Postúlate.”
Creo que este desahogo está muy largo y deseo terminarlo recordando la expectativa manifiesta de la población de que se cumplan las leyes y regulaciones con el mismo espíritu con que fueron concebidas y aprobadas. Aportar un arbitraje imparcial que cuide y provea bienestar a la colectividad. Ojo avizor contra los regalos envenenados con maquillaje de modernidad y progreso que sólo proveen a sus promotores.
0 comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR VISITAR GAZCUE Y DEJAR TU COMENTARIO.