Por Nathanael Pérez Neró
SANTO DOMINGO. Que los remates de Bethania de la Cruz y Brayelin Martínez o las recuperaciones de Brenda Castillo hayan estado ausentes en Río 2016 no significa que el voleibol dominicano no haya hecho ruido en los más recientes Juegos Olímpicos. La tarea correspondió al silbato de Denny Francisco Céspedes Lassi, el árbitro criollo de mayor jerarquía internacional en la actualidad.
En las que fueron sus segundas Olimpíadas (tras Londres donde se convirtió en el primer criollo en trabajar a ese nivel), Céspedes confirmó la alta calificación que tiene ante la Federación Internacional de Voleibol (FIVB) al trabajar en 10 partidos, entre ellos el encuentro que abrió el torneo de damas (Japón-Surcorea), la semifinal femenina China-Holanda y como segundo juez en la final de varones entre Brasil e Italia.
Céspedes nunca pensó que el oficio que comenzó haciendo por curiosidad el curso de arbitraje en 1986 cuando tenía 17 años lo llevaría a convertirse en su profesión al trabajar en todas las categorías en el país y que en el 2000 le permitió obtener la licencia internacional y en 2011 la FIVB.
El salto a la arena mundial en mayores arrancó en la Liga Mundial en 2006 y lo ha llevado por Campeonatos Mundiales de diferentes categorías, torneos regionales y continentales.
Tras llegar a los Olímpicos en 2012 y asignársele la final de la Liga Mundial 2013 decidió emprender otro reto mayúsculo, probar suerte en la NCAA, donde tuvo éxito inmediato y se convirtió en el primer dominicano en ingresar al circuito universitario estadounidense, liga en la que todavía es el único criollo.
“Gracias a Dios lo he logrado todo en el vóley. Y todavía falta mucho más”, responde Céspedes a DL por WhatsApp desde Nueva Jersey, donde reside desde 2013. La mayoría de partidos que pita son en la zona este de los Estados Unidos.
Un paseo por su galería de fotos en Facebook lo muestra con los Alpes suizos de fondo, por las aguas de Venecia, un desierto en Medio Oriente, frente al Big Ben de Londres o en un parqueo en Japón, un recorrido mundial gracias al manejo como pocos de las 20 reglas básicas del segundo deporte bajo techo más practicado en el mundo.
“Aquí, aparte del inglés, tuve que demostrarlo en la cancha. No vine aquí diciendo ‘yo soy Denny Céspedes, soy de los mejores del mundo’. Vine a que me probaran, y ahí están los resultados”, explicó este oriundo del barrio capitaleño Villa Francisca y con un gusto musical que va desde Marc Anthony hasta Adele, incluyendo Juan Luis Guerra.
“Todo aquí es muy esquematizado. Recibo las asignaciones de toda la temporada casi tres meses antes. Tener responsabilidad es muy importante”, dijo Céspedes, de 47 años.
Serán alrededor de 90 partidos que trabajará esta temporada (2016-2017) entre las divisiones uno, dos y tres del voleibol universitario. “Es difícil entrar, son muy celosos con el trabajo, pero una vez dentro ellos mismos se encargan de ponerte en el sitial que te merece”.
Disciplinas como el baloncesto o el softbol no tienen representantes arbitrales en la principal factoría de atletas de la patria del Tío Sam.
Sus conocimientos y experiencias no los ha reservado para sí, imparte cursos por todo el Caribe y al país frecuenta asistir cuando la Federación Dominicana de Voleibol monta seminarios de arbitraje, en el Centro de Desarrollo de la NORCECA del Centro Olímpico.
“Me gustaría ahora mismo que haya un programa en mi país a nivel nacional y yo poder aportar mi granito de arena”, explicó Céspedes, que también trabaja en torneos de clubes en la Unión Americana en la primavera y se toma el verano para las competencias internacionales.
No desaprovecha la oportunidad para agradecer a Cristóbal Marte Hoffiz, a quien considera de gran apoyo en su carrera, además de Alexis García, titular de la Federación Dominicana de Voleibol, y Nelson Ramírez, ejecutivo del organismo.
SANTO DOMINGO. Que los remates de Bethania de la Cruz y Brayelin Martínez o las recuperaciones de Brenda Castillo hayan estado ausentes en Río 2016 no significa que el voleibol dominicano no haya hecho ruido en los más recientes Juegos Olímpicos. La tarea correspondió al silbato de Denny Francisco Céspedes Lassi, el árbitro criollo de mayor jerarquía internacional en la actualidad.
En las que fueron sus segundas Olimpíadas (tras Londres donde se convirtió en el primer criollo en trabajar a ese nivel), Céspedes confirmó la alta calificación que tiene ante la Federación Internacional de Voleibol (FIVB) al trabajar en 10 partidos, entre ellos el encuentro que abrió el torneo de damas (Japón-Surcorea), la semifinal femenina China-Holanda y como segundo juez en la final de varones entre Brasil e Italia.
Céspedes nunca pensó que el oficio que comenzó haciendo por curiosidad el curso de arbitraje en 1986 cuando tenía 17 años lo llevaría a convertirse en su profesión al trabajar en todas las categorías en el país y que en el 2000 le permitió obtener la licencia internacional y en 2011 la FIVB.
El salto a la arena mundial en mayores arrancó en la Liga Mundial en 2006 y lo ha llevado por Campeonatos Mundiales de diferentes categorías, torneos regionales y continentales.
Tras llegar a los Olímpicos en 2012 y asignársele la final de la Liga Mundial 2013 decidió emprender otro reto mayúsculo, probar suerte en la NCAA, donde tuvo éxito inmediato y se convirtió en el primer dominicano en ingresar al circuito universitario estadounidense, liga en la que todavía es el único criollo.
“Gracias a Dios lo he logrado todo en el vóley. Y todavía falta mucho más”, responde Céspedes a DL por WhatsApp desde Nueva Jersey, donde reside desde 2013. La mayoría de partidos que pita son en la zona este de los Estados Unidos.
Un paseo por su galería de fotos en Facebook lo muestra con los Alpes suizos de fondo, por las aguas de Venecia, un desierto en Medio Oriente, frente al Big Ben de Londres o en un parqueo en Japón, un recorrido mundial gracias al manejo como pocos de las 20 reglas básicas del segundo deporte bajo techo más practicado en el mundo.
“Aquí, aparte del inglés, tuve que demostrarlo en la cancha. No vine aquí diciendo ‘yo soy Denny Céspedes, soy de los mejores del mundo’. Vine a que me probaran, y ahí están los resultados”, explicó este oriundo del barrio capitaleño Villa Francisca y con un gusto musical que va desde Marc Anthony hasta Adele, incluyendo Juan Luis Guerra.
“Todo aquí es muy esquematizado. Recibo las asignaciones de toda la temporada casi tres meses antes. Tener responsabilidad es muy importante”, dijo Céspedes, de 47 años.
Serán alrededor de 90 partidos que trabajará esta temporada (2016-2017) entre las divisiones uno, dos y tres del voleibol universitario. “Es difícil entrar, son muy celosos con el trabajo, pero una vez dentro ellos mismos se encargan de ponerte en el sitial que te merece”.
Disciplinas como el baloncesto o el softbol no tienen representantes arbitrales en la principal factoría de atletas de la patria del Tío Sam.
Sus conocimientos y experiencias no los ha reservado para sí, imparte cursos por todo el Caribe y al país frecuenta asistir cuando la Federación Dominicana de Voleibol monta seminarios de arbitraje, en el Centro de Desarrollo de la NORCECA del Centro Olímpico.
“Me gustaría ahora mismo que haya un programa en mi país a nivel nacional y yo poder aportar mi granito de arena”, explicó Céspedes, que también trabaja en torneos de clubes en la Unión Americana en la primavera y se toma el verano para las competencias internacionales.
No desaprovecha la oportunidad para agradecer a Cristóbal Marte Hoffiz, a quien considera de gran apoyo en su carrera, además de Alexis García, titular de la Federación Dominicana de Voleibol, y Nelson Ramírez, ejecutivo del organismo.
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