Por:
Luis Garcia
luisrgarcia15@gmail.com
El clientelismo es una práctica muy recurrida por muchos sectores en la República Dominicana, pero que, desafortunadamente, se quiere reducir a los gobiernos o los partidos políticos.
En sentido general, la idea de clientelismo alude al mecanismo mediante el cual quienes gobiernan una determinada estructura u ocupan posiciones de poder, dan ciertos beneficios a personas con la finalidad de la obtención de favores, apoyo o sumisión.
Esta, desde el punto de vista ético, se trata de un comportamiento cuestionable.
El preámbulo es para señalar el daño que, desde hace varios años, se está causando a la institucionalidad del ya desacredito Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), del cual soy miembro, negándome a abandonarlo en medio de mi optimismo de que llegará el momento de rescatarlo; con la práctica clientelista del Movimiento Marcelino Vega, de “vender” como realidades pensiones del Estado a los periodistas durante los procesos electorales de la institución.
Ante la realidad de que los gobiernos no pueden complacer todas las solicitudes, luego los acusa de ser “insensibles ante causas justificadas”.
En estos días cercanos a las votaciones de agosto próximo, los candidatos a la reelección están proclamando que ya tienen los nombres de los supuestos beneficiarios y el número de decreto del presidente Danilo Medina disponiendo de las pensiones.
A mi juicio, vender sueños a centenares de periodistas que, ciertamente necesitan de una pensión para terminar con alguna dignidad su vida terrenal, constituye un acto inmoral y, por lo tanto, inaceptable.
Aquellos 10 o 15 que resultaren afortunados lo agradecerían, pero qué pasaría con el resto de las decenas de periodistas a quienes dirigentes del CDP reeleccionistas les han asegurado que en pocos días tendrán que acudir por ante el Ministerio de Hacienda a depositar sus datos para recibir las pensiones privilegiadas del Estado?
El Movimiento Periodístico Convergencia, por el contrario, ha dicho la verdad acerca de esta situación, argumentando que la nueva directiva que dirija el gremio profesional debe prescindir del Estado y agenciarse los fondos para realizar por su cuenta esa importante misión social.
La entidad ha planteado que si se modificara la Ley 10-91, que creó el CDP, para que los medios de comunicación paguen el impuesto establecido por esa legislación a través de la Dirección General de Impuestos Internos, las recaudaciones aumentarán de un reducido millón y medio de pesos anualmente, a más de 50 millones.
Y señala que las recaudaciones que obtiene por concepto de la ley, en lugar de aumentar, han disminuido en más de un 80 por ciento.
Esta es la razón por la que al CDP lo han convertido en una especie de orfanatorio, que casi todo lo que hace tiene que ser con ayuda de los gobiernos.
La directiva reeleccionista tiene a decenas de periodistas en un listado depositado en la Presidencia de la República para, mediante el clientelismo, procurar el voto en procura de quedarse en el poder más allá de agosto próximo.
Confío, sin embargo, que el presidente Medina no se dejará confundir en su buena fe, “ya que en la sociedad dominicana se conoce al cojo sentado y al tuerto durmiendo”.
luisrgarcia15@gmail.com
El clientelismo es una práctica muy recurrida por muchos sectores en la República Dominicana, pero que, desafortunadamente, se quiere reducir a los gobiernos o los partidos políticos.
En sentido general, la idea de clientelismo alude al mecanismo mediante el cual quienes gobiernan una determinada estructura u ocupan posiciones de poder, dan ciertos beneficios a personas con la finalidad de la obtención de favores, apoyo o sumisión.
Esta, desde el punto de vista ético, se trata de un comportamiento cuestionable.
El preámbulo es para señalar el daño que, desde hace varios años, se está causando a la institucionalidad del ya desacredito Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), del cual soy miembro, negándome a abandonarlo en medio de mi optimismo de que llegará el momento de rescatarlo; con la práctica clientelista del Movimiento Marcelino Vega, de “vender” como realidades pensiones del Estado a los periodistas durante los procesos electorales de la institución.
Ante la realidad de que los gobiernos no pueden complacer todas las solicitudes, luego los acusa de ser “insensibles ante causas justificadas”.
En estos días cercanos a las votaciones de agosto próximo, los candidatos a la reelección están proclamando que ya tienen los nombres de los supuestos beneficiarios y el número de decreto del presidente Danilo Medina disponiendo de las pensiones.
A mi juicio, vender sueños a centenares de periodistas que, ciertamente necesitan de una pensión para terminar con alguna dignidad su vida terrenal, constituye un acto inmoral y, por lo tanto, inaceptable.
Aquellos 10 o 15 que resultaren afortunados lo agradecerían, pero qué pasaría con el resto de las decenas de periodistas a quienes dirigentes del CDP reeleccionistas les han asegurado que en pocos días tendrán que acudir por ante el Ministerio de Hacienda a depositar sus datos para recibir las pensiones privilegiadas del Estado?
El Movimiento Periodístico Convergencia, por el contrario, ha dicho la verdad acerca de esta situación, argumentando que la nueva directiva que dirija el gremio profesional debe prescindir del Estado y agenciarse los fondos para realizar por su cuenta esa importante misión social.
La entidad ha planteado que si se modificara la Ley 10-91, que creó el CDP, para que los medios de comunicación paguen el impuesto establecido por esa legislación a través de la Dirección General de Impuestos Internos, las recaudaciones aumentarán de un reducido millón y medio de pesos anualmente, a más de 50 millones.
Y señala que las recaudaciones que obtiene por concepto de la ley, en lugar de aumentar, han disminuido en más de un 80 por ciento.
Esta es la razón por la que al CDP lo han convertido en una especie de orfanatorio, que casi todo lo que hace tiene que ser con ayuda de los gobiernos.
La directiva reeleccionista tiene a decenas de periodistas en un listado depositado en la Presidencia de la República para, mediante el clientelismo, procurar el voto en procura de quedarse en el poder más allá de agosto próximo.
Confío, sin embargo, que el presidente Medina no se dejará confundir en su buena fe, “ya que en la sociedad dominicana se conoce al cojo sentado y al tuerto durmiendo”.
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