Un sector de las FARC ha decidido retomar la lucha armada. |
En el medio de ellos estaba Iván Márquez, uno de los antiguos líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y arquitecto del acuerdo de paz del grupo en 2016 con el Estado después de años de negociaciones en Cuba.
Ahora el Sr. Márquez ha acusado al gobierno de Colombia de “traicionar” esos acuerdos de paz.
Es la más reciente evidencia de que el acuerdo de paz de Colombia se encuentra bajo amenaza.
Una gran parte del país aún sigue sacudida por la violencia, pues existen guerrillas marxistas y paramilitares de derecha aún activos. Los ciudadanos están siendo desplazados por los combates. La producción de cocaína está en su punto más alto y los activistas sociales están siendo asesinados con alarmante regularidad.
Éste no era el futuro que se preveía hace tres años cuando las FARC y el gobierno firmaron su acuerdo y anunciaron el fin del conflicto de medio siglo.
Pero desde entonces, el gobierno ha cambiado y la administración de derecha del presidente Iván Duque se muestra mucho más escéptica sobre el proceso de paz. Los fiscales han perseguido al Sr. Márquez por presunto tráfico de drogas y él ha regresado a la selva, acusando al gobierno de traicionar a las FARC, y culminando con su llamado a las armas el jueves.
No está claro de cuánto apoyo goza. La Unidad de Inteligencia de The Economist dice que su grupo disidente parece contar con unos 25 a 30 guerrilleros, carecen de territorio y tienen pocos recursos. En cambio, la firma consultora Control Risks cree que el grupo tiene unos 500 miembros y “no es una amenaza vacía”.
Mucho dependerá de si el Sr. Márquez puede aunar esfuerzos con otros disidentes y grupos rebeldes de las FARC, en particular el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que nunca fue parte del acuerdo de 2016 y ha continuado su guerra contra el Estado.
Las FARC y el ELN surgieron de la misma ideología marxista en la década de 1960, pero han luchado entre sí en lugar de conjuntamente, generalmente por los territorios y el control de las rutas del narcotráfico.
La mayoría de los 13,000 hombres y mujeres que eran los efectivos de las FARC entregaron sus armas y se desmovilizaron, aunque alrededor de 2,000 disidentes rechazaron el acuerdo. El Sr. Márquez optó por la paz y estuvo a la vanguardia cuando las FARC se convirtieron en un partido político en 2017.
“Una alianza entre el grupo del Sr. Márquez y el ELN sería difícil de lograr, pero no se puede descartar”, dijo la Fundación Ideas para la Paz, un grupo de expertos de Bogotá.
El viernes, un día después de que el Sr. Márquez publicó su vídeo, el gobierno colombiano devolvió el golpe a los ex disidentes de las FARC, anunciando que había matado al menos a nueve de ellos en un bombardeo en Caquetá, en el sur de Colombia.
Según el líder de las FARC, Rodrigo Londoño — conocido como Timochenko — más del 90 por ciento de sus excombatientes siguen comprometidos con el proceso de paz.
Condenó rápidamente el vídeo del Sr. Márquez, mientras que el Sr. Duque calificó el grupo disidente del Sr. Márquez como “una banda de narcoterroristas que cuentan con el albergue y el apoyo de la dictadura de Nicolás Maduro”, el presidente de Venezuela.
El factor Venezuela es quizás el aspecto más preocupante de la recaída de la vecina Colombia en el conflicto. Conforme Venezuela se hunde en una profunda crisis política, económica y humanitaria, grupos como el ELN se han establecido en los anárquicos estados del sur del país, beneficiándose de la extracción ilegal de oro.
Estos grupos se mueven fácilmente a lo largo de la extensa frontera entre los dos países y, según los informes, reclutan inmigrantes venezolanos desesperados. Los analistas dicen que mientras continúe la inestabilidad en Venezuela y el Sr. Maduro siga en el poder, los grupos armados de Colombia prosperarán.
Por Gideon Long
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