Orestes Minnie Miñoso |
Con la perseverancia ante las arbitrariedades de la época asociada a la calidad deportiva, capacidad talentosa y un fuerte espíritu civilizado con el deseo de alcanzar sus sueños, demos- traron que era posible la realización del sueño americano para todas las personas independientemente de su color o etnia.
El avance más significativo de los jugadores latinos en las Grandes Ligas, se produjo en 1949 cuando los Indios de Cleveland firmaron a Miñoso, el primer latinoamericano indiscutiblemente negro.
Miñoso militó con los Leones del Escogido en 1963-64, contratado en la presidencia de Máximo Hernández Ortega y lo licenció cuando bateaba para .173 (25-9).
Cuba tenía barreras raciales para la integración en sus equipos de béisbol aficionado. Por lo tanto, la raza no había sido un problema en Cuba, donde jugadores como Roberto Estalella y Tomás de la Cruz eran considerados mulatos. En los Estados Unidos, la herencia racial de estos jugadores no fue reconocida, ya que eran de piel clara y "pasaban" como blancos. Por lo tanto, Miñoso fue un pionero racial en las Ligas Mayores y se convirtió en el primer latino, desde Adolfo Luque, en alcanzar el status de celebridad.
Su carrera se extendió hasta 1964 y fue traído de regreso por razones promocionales para apariciones simbólicas en 1976 y 1980, lo que lo convirtió en un jugador de cinco décadas.
Miñoso, que murió en 2015 a los 89 años, fue todo un profesional de la ética deportiva y se destacó por su actitud cívico-moral en la sociedad. Lo considero el Jackie Robinson cubano o el Martin Luther King del béisbol. Ingresó en el Salón de la Fama de Béisbol de México y Cuba. Sólo falta que los especialistas en este tema hagan justicia, que por sus incuestionables méritos lo incorporen al Salón de la Fama de Cooperstown.
Por Bienvenido Rojas
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