Este grado de endeudamiento con acreedores externos agrega a las cuentas fiscales un factor adicional de presión. El efecto cambiario se ha visto reflejado en gran parte de los países latinos, con el consiguiente incremento generalizado del costo de la deuda en moneda extranjera.
La advertencia está contenida en el informe anual “Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2021”, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y presentado el pasado miércoles.
Solo el 28 % de la deuda dominicana, hasta septiembre de 2021, estaba contratada en pesos y el restante 2 % correspondía a deuda en euro y otras monedas, según establece el documento de la Cepal.
Solo Panamá (98 %), Ecuador (88 %), cuyas economías son dolarizadas, y Paraguay (83 %) superan al país en cuanto al porcentaje de su deuda contratada en dólares. En el caso de países dolarizados como los dos citados y El Salvador, su financiamiento depende al 100 % de otras economías.
“Los países latinoamericanos con mayor endeudamiento en moneda nacional son Chile, Colombia y Costa Rica. Estos presentan bajos niveles de endeudamiento con el sector externo y mantienen una participación de la deuda denominada en dólares inferior al 40 %”, destaca el organismo.
El informe recoge la deuda dominicana alcanzó, al noveno mes del año pasado, un 53.7 % del producto interno bruto (PIB), un punto porcentual por debajo del promedio de América Latina, que se ubicó en un 54.7 % a igual fecha.
La cifra registrada a septiembre pasado en el porcentaje de la deuda del país con relación al PIB supone una reducción de 2.2 puntos porcentuales cuando se compara con la de septiembre de 2020, cuando fue de un 56.4 %.
Asimismo, la deuda pública bruta del gobierno central promedio para América Latina, a septiembre de 2021, alcanzó un 54.7% del PIB, cifra menor en 1.7 puntos porcentuales en relación con el cierre de 2020.
“Los rebrotes de la pandemia han aumentado la incertidumbre con respecto a la magnitud del incremento de la deuda pública a mediano plazo. Las presiones sobre las cuentas fiscales se han mantenido durante 2021”, puntualiza el informe.
Y agrega que “al cierre del año, este escenario se ha complejizado con un aumento generalizado de las tasas de interés y tipos de cambio más débiles, con posibles efectos sobre la gestión de la deuda a mediano plazo”.
Por Pablo García
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