El autor del libro “Alimentar al mundo”, Smil (2003) afirma: “El único medio de mantenernos con el sistema de cultivo tradicional basado exclusivamente en reciclar materia orgánica y en rotaciones de leguminosas sería triplicar la extensión de la tierra que hoy se cultiva. Esto exigiría una eliminación completa de todas las selvas tropicales, la transformación de una gran parte de los pastos tropicales y el retorno de una proporción substancial de la fuerza de trabajo a la agricultura, cosa que convierte esta opción en una mera concepción teórica”.
Los alimentos orgánicos provienen de vegetales o animales en cuyo cultivo o crianza no se han utilizado pesticidas sintéticos o productos químicos, hormonas o medicamentos, y que no se han sometido a procesos artificiales o ‘forzados’. Los pesticidas y otros recursos empleados para su producción son naturales, no sintéticos, y se ajustan a normas sobre materias permitidas, restringidas y prohibidas. Este concepto no guarda relación alguna con ‘dietético’, término utilizado popularmente para describir algún alimento saludable o bajo en calorías.
¿Sobre cuáles afirmaciones podríamos basar el consumo de alimentos “orgánicos”?
—Beneficios para la salud: se asocian a disminuir los riesgos en la incidencia del cáncer.
—Valor nutritivo: No existe hasta el momento, evidencia científica suficiente para demostrar diferencias nutritivas entre alimentos convencionales y orgánicos.
—Seguridad: Si bien algunos contienen menos nitritos, podremos encontrar pesticidas en múltiples alimentos etiquetados como orgánicos pues cabe destacar que la contaminación ambiental que afecta a alimentos no se debe a la industria alimentaria sino a otro tipo de actividades industriales.
—Preocupación por el medio ambiente
—Evitar residuos de contaminantes en los alimentos
—Frescura
—Aroma y otros caracteres sensoriales
Ahora bien, ¿se puede afirmar que los consumidores de productos orgánicos se nutren mejor que los que consumen productos convencionales de calidad? Absolutamente no, si tanto unos como otros siguen una dieta variada y equilibrada lograrán el fin común de una alimentación saludable destinada a contribuir con una mejor calidad de vida y prevención de enfermedades.
Sin dudas, la tendencia a evitar lo procesado, enlatado o envasado mediante uso de preservantes y pesticidas es una excelente estrategia que debemos sostener, les invito a mantenerse atentos a la educación nutricional en esa búsqueda de una vida sana y saludable.
Por Erika Pérez Lara
Dra. Erika Pérez-Lara Doctora en Medicina. Especialidad en Nutriología Clínica en INTEC. Master en Nutrición y Alimentación en Universidad de Barcelona (UB).
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